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Yo no soy el autor del escrito que someto a la consideración de los lectores. Sólo me limito a reproducir lo que he recibido de un amigo español que reside en Venezuela desde hace muchos años y con el que mantengo correspondencia vía correo electrónico, con la salvedad de que, en ocasiones, no recibo lo que me envía, y él tampoco lo mío, pues la mano de Maduro es muy larga y llega a muchos sitios y de distintas maneras.

Una prueba es lo que él mismo expresa al principio sobre una foto que me envío y que no la llegado a mi poder. Ya, con otras cosas me ha ocurrido varias veces.

La comunicación que de él he recibido la ha puesto en letra cursiva, para diferenciarla de mi exposición. He eliminado cualquier cosa con la que se la pueda identificar para evitar posibles represalias.

Se trata de una persona de toda solvencia y seriedad como se puede colegir de sus credenciales que, a continuación expongo:

Filósofo, Latinista. Doctor en Filosofía. Profesor Titular de la Maestría de Filosofía, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad de Los Andes (Mérida-Venezuela), en la especialidad de Lógica, Ontología, Filosofía Jurídica, Filosofía medieval, Latín y Griego clásico.

Cuenta con varios libros y muchos ensayos publicados.

Era una fotografía del estado en que tenemos las calles. Por si te llega, te envío una pequeña lista de las tribulaciones que padecemos con el comunismo los ciudadanos de a pie. Ante todo, silencio absoluto de cuanto ocurre en el país; emisora   radial o televisiva que dé noticias de Venezuela, cerrada ipso facto. Solo tenemos lo poco que podemos pescar por internet, donde el control del Estado no siempre llega a tiempo. La Antena3 española fue cerrada por informar; la que nos queda, que es TVE, inmediatamente se calló. En general, todos los que teníamos una vida económicamente cómoda con el sueldo mensual de nuestras profesiones, desde 2010 hemos ido cayendo hasta la pobreza total. Más de 5 millones de venezolanos han tenido que emigrar con lo puesto, muchos de ellos profesionales jóvenes y hasta no tan jóvenes. La inflación y la devaluación de la moneda ya no se cuentan por años ni por meses sino por días. Te resumo: actualmente mi sueldo, que está entre los mejores, es de 230.000 bolívares mensuales, equivalentes exactamente a 14 euros con 30 céntimos. (1 euro=16.000 bolívares). Si divides estos 14,30 euros entre los 30 días del mes, te dará una un cociente de 0,47 euros (¡40 céntimos! diarios!). No te lo crees, ¿verdad? Lo comprendo; yo tampoco lo creería, pero así es. Sin embargo, soy rico si me comparo con quienes cobran el sueldo mínimo, que es de 40.000 bolívares mensuales. Ponte a calcular. Bueno… -me dirás- ¿y cómo es que las calles de toda Venezuela no están sembradas de cadáveres? Esta misma pregunta es la que también nos hacemos nosotros. Realmente sabemos que son muchos los que se mueren de hambre o por falta de medicinas, pero no lo sabemos por información sino por rumores. Resulta que la gente venezolana es muy solidaria. Se ayudan entre sí. Otros viven de las remesas que les envían desde EE.UU. o Europa. Mi mujer y yo nos mantenemos con la ayuda que nos envían los hijos y nietos desde diversos países de Europa y América, incluso de Australia. Pero eso no es todo. Hay que añadir, además de los trabajos para conseguir comida, sin transporte (autobuses, hay pocos; los taxis son impagables), los cortes de electricidad: solo tenemos un promedio de cinco horas diarias de luz. Por temporadas podemos llegar a tener seis o siete… La cobertura sanitaria es nula absolutamente; aunque por obligación pagamos una cuota mensual de seguro de enfermedad, no tenemos médico ni medicinas; si alguna necesitamos de urgencia, nos la tenemos que pagar con un apretón de correa. Gracias a Dios tenemos buena salud (se refiere a él y a su esposa) La universidad paga cirugía y hospitalización en caso de urgencia (habla de su matrimonio, por ser profesor universitario), y aún solo el 50%; el resto a cuenta nuestra, cosa que de todos modos resultaría impagable. En los hospitales solo es gratuita la asistencia médica; lo demás, insumos médicos, medicinas y hasta ropa de cama, debe ir por cuenta del paciente. Ante este panorama solo digo una cosa: ¡que Dios nos ampare! Hasta ahora lo ha hecho. ¿Por cuánto tiempo lo hará? En sus manos estamos.  Muchos detalles más te podría contar, pero basta por hoy.     No creas que exagero; te cuento la pura y nuda verdad. Sin embargo, no vivo amargado; mientras me funcionen bien la cabeza y los brazos y piernas, estoy contento. Y vosotros… ¡tened cuidado con los cabrones de Podemos! Un abrazo, Peyo.

Hasta aquí el escrito de mi amigo. Duro y descarnado reflejo de lo que están padeciendo los venezolanos.

Ante esta situación un silencio absoluto de los medios de comunicación españoles, sin embargo, la farfolla, habría mucho que hablar sobre ello, de lo que está protagonizando el Open Arms lleva varios días siendo noticia de primera plana en todos los medos de comunicación.

Es una dictadura de Izquierdas, pero en nuestra Patria esta forma de gobierno está rodeada por un halo de beatitud que, haga lo que haga, todo se le admite.

Que cada lector al que llegue este escrito lo valore y saque sus conclusiones.