España Suma
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Aprovechando su presencia en la toma de posesión de Isabel Díaz Ayuso como presidenta de Madrid, un Pablo Casado con barba, (no le queda nada bien), habló ante los medios de comunicación de la decisión de los populares de registrar la marca “España Suma”, ante la posibilidad de que se produjeran unas elecciones generales anticipadas en noviembre.

Pablo Casado considera que esta fórmula podría ser positiva para todo el espectro del centro derecha, tal y como se ha podido comprobar en Navarra y que respetando al resto de partidos con los que tiene acuerdos de gobierno y coalición, podría suponer un importante aumento del voto del espectro político del centro derecha liberal, bien con acuerdos por provincias, Comunidades Autónomas o en la globalidad del territorio nacional.

Hay que decir que esta fórmula planteada por el líder de los populares, podría suponer un fuerte incremento de votos tanto para el Congreso y el Senado y que, por otra parte, no es la primera vez que se producen en el centro derecha, sin que las formaciones políticas, pierdan su personalidad política y su autonomía como partido.

Esta experiencia se puso en marcha por parte de Manuel Fraga Iribarne, siendo líder de Alianza Popular, quien después de varias intentonas para reunificar el voto del centro derecha, como Coalición Popular, llegó a un acuerdo electoral con los democristianos del PDP que lideraba Oscar Alzaga Villamil y el Partido Liberal, presidido por aquel entonces por José Antonio Segurado, que posteriormente se unificarían en un solo partido político, el PP, durante la reunificación protagonizada por José María Aznar, que le hicieran ganar las Elecciones generales en 1996, después de haber estado a punto de conseguirlo, en la legislatura anterior a la victoria y acceso de los populares al gobierno.

Pablo Casado reconoce las dificultades de esta posibilidad, pero hay que señalar que aunque las encuestas predicen una fuerte recuperación del partido que lidera, las personalidades de sus socios de esa posible coalición electoral, su afán de protagonismo interno y quizás la necesidad de su supervivencia al haberse desinflado desde su primera presencia en las urnas, hacen difícil que esto se produzca, a pesar de la voluntad que reiteradamente viene manifestando el electorado, no solo de apoyo mutuo en ayuntamientos y Comunidades Autónomas, sino de cara a buscar la unidad de acción política para conseguir el gobierno de la nación.

En este sentido, tanto Rivera como Santiago Abascal, deberían recapacitar sobre cuál es la voluntad de los españoles de su espectro y asumir que su intento de dinamitar el PP, se ha quedado en un mero intento, tal y como lo han demostrado sobradamente las urnas, en los continuos procesos electorales, celebrados el presente año.

En el caso de Rivera, el presidente de Cs debería de tomar como un aviso de cansancio del electorado, sus posiciones y actitudes de fagocitar al PP, puesto que su partido, puede liderar perfectamente el constitucionalismo en Cataluña y convertirse en vez de un partido con sentido de Estado, dejando de ser un partido bisagra, a veces excesivamente caprichoso, en vez de efectivo.

Respecto a Vox, que entrara con fortaleza y decisión a partir de las autonómicas andaluzas en las instituciones, debería plantearse si sus actuaciones no están haciendo de su fortaleza un “efecto cohete”, tanto por las propuestas que realiza, en ocasiones más efectistas que reales, como el hecho de tener escondido a su líder, Santiago Abascal y a su secretario general Ortega Smith, quienes apenas tienen protagonismo político, cediendo el mismo al matrimonio Espinosa de los Monteros-Monasterio, quienes solo se han especializado a poner trabas y dilatar constantemente el pacto de gobierno en Madrid, lo que no ha gustado en absoluto a una parte del centro derecha español, quienes prefieren el liderazgo de Abascal, al protagonismo del matrimonio dominante en la formación verde, en estos momentos.

Estamos ante una izquierda desnortada, con un presidente del gobierno que no afronta lo que se prevé una importante crisis económica derivada del Brexit y de la guerra comercial chino americana, con un carácter muy dubitativo y que se mueve por razones de imagen. ¿No será ya el momento que, por sentido de Estado, los tres líderes del centro derecha busquen una unión electoral que, respetando sus proyectos de partido, de esperanzas a los españoles?

El tiempo, las circunstancias y las necesidades lo dirán o lo provocarán, pero indudablemente, sí a un “España Suma” o puede que nos lamentemos durante mucho tiempo, si las cosas siguen como están.