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Hay noticias que nos dejan con una rabia hinchada por los acontecimientos, y ahora viendo lo ocurrido con las carnes riadas y refrescadas de una bacteria llamada listeria. Todo aquel que haya leído u oído estos últimos días hablar de listeriosis que así se llama todo el engranaje que trae consigo esta bacteria, cuyo apellido es Monocytogene. Estamos ahítos de escuchar y leer sobre el mecanismo humano de introducción de esta bacteria. Estamos hartos de los dimes y diretes de los centros especializados en el control sanitario, tanto del Ayuntamiento como de la Junta en Andalucía. Siempre pasa lo mismo, los tiempos del pasado me vuelven a recordar que estamos lo mismo que antes. No hay agallas de hombría, tanto de unos y de otros por saber quién ha tenido la culpa de la tardanza y de otras consideraciones si ello ha lugar, lo más fácil es echarse la culpa uno al otro.
La verdad de todo este maremágnum de mentiras disfrazadas de un poder absoluto, pero ahí no está la cuestión de las falsedades y oportunos comentarios por parte de estos dos organismos diferenciados, pasa por no estar corregido en uno solo. Por lo que se ve, se adivina y ha pasado que el Ayuntamiento hispalense llevaba dos años sin inspeccionar la fábrica que supuestamente ha incurrido en esta bacteria que, como dice ABC…el Ayuntamiento, que tiene la competencia en materia de seguridad alimentaria en los establecimientos de restauración, comercios minoristas e industrias alimentarias… En noviembre de 2016, el Ayuntamiento hispalense hizo su primera inspección ordinaria. Los resultados que arrojó deben recogerse en unas actas que ABC ha requerido al Ayuntamiento, que rehusó facilitarlas alegando que formaba parte de una investigación abierta.
Los tiempos del pasado han vuelto, Antes estos organismos dedicados al control de higiene, productos farmacéuticos y todo lo relacionado con la alimentación y la sanidad cuando se hacían estos controles, llamaban a estos establecimientos bien con una llamada telefónica o una carta diciéndole el día que iba a pasar la correspondiente inspección, esto hacía a estos establecimientos coger la sartén por el mango y ver como estaban en cuestión de higiene, de papeleo y de control, como en este caso de salud. Este teje y maneje era de risa y como se puede apreciar de un compadreo nunca visto.
Este mismo periódico se hace tres preguntas ¿Por qué el Consistorio no realizó ninguna inspección en dos años? ¿Consideró que no había riesgos? ¿Se le ha hecho las inspecciones adecuadas? Y yo pregunto: ¿dónde están estos dos años de esos controles? Por lo visto, se sabe ahora y al parecer esta empresa cárnica por lo visto el autocontrol en plan sanitario lo que supuestamente es un anacronismo muy grande, quién vigila a quien: me pregunto. ¿Y de quien era la responsabilidad de realizar este control al autocontrol de la empresa?
Escuchando al Consejero de Salud de la Junta de Andalucía, Don Jesús Aguirre Muñoz le escuche en la tele decir: “hay una normativa vigente de inspección de establecimientos sanitarios, que la lleva el Ayuntamiento de Sevilla, en la cual le hemos pedido también que nos mande las actas de inspección, que tiene la obligación de ser anual”. Esta pasa por la duplicidad en la misma materia que hay en los organismos oficiales, duplicidad de documentos y duplicidad en personas cuyo trabajo, en su mayoría es el mismo a realizar. Y ahora, nos hemos enterado que “esta carne supuestamente adulterada” se vendió a una empresa de marca blanca. Así estamos, hemos vuelto a tiempos pasados.