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Suelo afirmar con frecuencia –porque responde a una auténtica realidad- que pocas cosas de las que veo, leo y oigo me sorprenden. Pero experimento cierta desazón cuando soy testigo de la futilidad con que se utiliza el lenguaje, aun en las personas de buen nivel educativo (profesores, comunicadores etc) ya sea en directo, por radio o televisión y en menor medida por escrito. Me da la impresión de que quieren parecerse más a los que hablaban en la jerga “cheli” de los años ochenta que utilizar un lenguaje culto que debería ser la aspiración de todas las personas.
Escribo esto después de haber estado haciendo mi particular encuesta durante unas cuantas semanas. He tomado nota de todas las “frases hechas” y “palabras sueltas” que, dichas de “viva voz” o escritas en medios de comunicación me han llamado la atención, para tener unos datos creíbles sobre lo que antes he expuesto. De las palabras sueltas, las que más veces he escuchado son “chalao” y “currar”; y de las frases, “mundo mundial” y “mi menda”.
Pero la que más se repite en todos los medios, a una gran distancia de las demás, es: “lo pillaron con el carrito del helao”. Y esto me preocupa, porque lo he escuchado a personajes como catedráticos, profesores de universidad, políticos con una buena formación profesional y periodistas del mayor nivel. Por supuesto sé que todo el mundo conoce lo que se quiere decir con tan manida frase, faltaría más, pero con la profusión y abuso de estos términos coloquiales se corre el peligro de que nuestra rica y bella lengua vaya perdiendo calidad.
A mí, al menos, así me lo parece. También me preocupa sobremanera la invasión de anglicismos (la mayoría inútiles y dañinos) que nos asola. Pero eso será tema para otro día.