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MÔs razón que un santo
No hemos podido evitar reĆrnos a carcajada limpia tras la lectura de un tuit escrito por el tuitero @rafaelcerro a travĆ©s de su cuenta de Twitter. Y es que el tuit en cuestión refleja la cruda realidad de muchos usuarios de redes sociales que venden una historia personal o laboral que solo es verdad en sus cabezas.
En muy pocos caracteres, muchos menos de los que permite la red social del pÔjaro azul, Cerro pega un sonoro bofetón a esa parte de la sociedad que pretende vender no se sabe muy bien qué y a no se sabe muy bien quién y con unas intenciones que solo conocerÔ el protagonista.
En las redes sociales todo el mundo es muy feliz, muy sabio y, sobre todo, tienen una fuerte personalidad alabada a diario por quien conoce personalmente su dĆa a dĆa. Un autobombo de muchos cuyas vidas reales carecen de aliciente alguno y pretenden convertir las redes sociales en su vĆa de escape, en su huĆda de la realidad.
Ayer leĆa en algĆŗn medio que, en unos aƱos, el 70% de las relaciones amorosas no comenzarĆ”n cara a cara, se harĆ” todo a travĆ©s de internet. Es decir, aquello de ligar en un bar, en una discoteca, en el cine o en un parque, se va a acabar. Esas sensaciones, esos nervios que se sentĆan cuando ibas a hablar con alguna chica y comenzabas con frases sin sentido como pedir fuego, o pedir un baile, se van a acabar.
Y la imagen evidente de todo ello la representa, bajo mi punto de vista, no solo lo que comenta Rafael hoy en esa especie de idealización de uno mismo que es lo que es una biografĆa de una red social, lo representa, tambiĆ©n, esa imagen de la gente que va en patinete elĆ©ctrico por la calle, unos centĆmetros por encima del resto del mundo, que parecen una especie de autómatas que solo mira al frente con caras de circunstancias ignorando al mundo que les rodea que, pobre de ellos, se desplazan de un lugar a otro con esa anticuada costumbre a la que se le conoce con el nombre de andar o caminar.
Estoy completamente de acuerdo con el tuit de @rafaelcerro, nos estamos convirtiendo en una triste sociedad que vende felicidad artificial y logros personales totalmente inexistentes. Es decir, una sociedad en la que se miente como cosacos.
Lo de las trolas en los currĆculos de las redes sociales es delirante. De verdad, Āætodo el mundo aquĆ es honrado, leal, trabajador, altruista, alegre, sonriente y con un gran corazón?
Y todos empiezan la retahĆla de autobombo con “Los que me conocen dicen de mĆ que soy…”.ā Rafael Cerro (@rafaelcerro) 10 de julio de 2019