Mañana a las 4 de la tarde, en una hora poco taurina, pero en la que muchos españoles observarán un debate de investidura en el que seguramente será fallido, el jefe de la oposición Pablo Casado, subirá a la tribuna del hemiciclo del Congreso, para hacer frente a la propuesta de gobierno que plantea Pedro Sánchez, después de casi tres meses de la celebración de las elecciones generales.
Nos han dicho que no hay alternativa a la presidencia de Sánchez, nos han dado la lata sobre las negociaciones de Sánchez con Pablo Iglesias, para conformar un gobierno sin resultados, a causa de egos, puestos, tácticas o estrategias.Pero, ¿ nos hemos preguntado que debe de decir Pablo Casado?
“Si yo fuera Pablo Casado”, dejaría de lado el papel de jefe de la oposición para que desde una visión de Estado, solicitar al candidato a la presidencia del gobierno un planteamiento político que conviene a los retos que tiene España como nación y la democracia como el sistema más adecuado para ejercer la política, con una serie de reformas que generen su fortaleza y abandone los radicalismos que la perjudican, tanto desde la izquierda o desde la derecha.
“Si yo fuera Pablo Casado”, le propondría a Pedro Sánchez abandonar su mirada de asociación con la extrema izquierda y el nacionalismo catalán y Vasco, para afrontar desde la centralidad democrática de España, una “grosse coalición “ de la socialdemocracia española y del centro derecha, en la que ambos de manera conjunta, aborden los retos que tiene el Estado de cara al futuro.
En esta propuesta, que tendría una mayoría absoluta holgada y a la que se podría invitar a Cs como partido que encabeza Albert Rivera, deberían ponerse unas condiciones irrenunciables para ser ejecutadas y con un tiempo de duración de una legislatura.
¿Cuales deberían ser estas propuestas, que denominaríamos de Estado?
1 – Formar una coalición de gobierno entre Navarra Suma y el PSN para el gobierno de la comunidad foral, con la intención de derogar la transitoria cuarta que permite su incorporación al P.Vasco.
2 – Garantizar la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña, si se produjeran movimientos políticos contrarios a la Constitución, como consecuencia del juicio del “Proces “.
3 – Comprometerse a la no subida de impuestos, junto a la adopción de medidas que reduzcan el déficit y deuda pública, que eviten la quiebra del Estado ante la posibilidad de una crisis económica.
4 – Llevar a cabo una reforma de la Ley Electoral, mediante la cual, se suba el porcentaje necesario para acceder a un escaño en las Cortes Generales y una reforma del Senado como elemento legislativo territorial, junto con la estructuración de la Conferencia de Presidentes.
5 – Elaborar una ley de Armonización del Proceso Autonómico que limite los techos competenciales de las Comunidades Autónomas y garantice su financiación desde el Estado, en base a sus necesidades.
De esta manera, “Si yo fuera Pablo Casado”, haría ver a la sociedad española si el candidato a la presidencia del gobierno, tiene realmente aspiraciones de gobernar desde la incluso centralidad, o si simplemente, le mueven ambiciones de poder, contando como socios tanto con la extrema izquierda, nacionalistas Vascos y catalanes, incluso con Bildu, cuyo único objetivo no es precisamente el bien de esta nación llamada España sino más bien su destrucción o ser La rehén de sus caprichos secesionistas y sectarios.
Pablo Casado, debe ser un hombre de Estado, a pesar de su corto tiempo de liderazgo como el “jefe” del centro derecha y solo considerará el mismo, si demuestra altura de miras e inteligencia, a pesar de que algunas de sus decisiones, demuestran más una cierta debilidad de posición, que su “autoritas” o “ potestas”, no por sus actuaciones, pero si por parte de sus colaboradores más directos.
¿Nos imaginamos esta posibilidad mañana por la tarde en la tribuna del Congreso de los Diputados?
Sinceramente, sería una sorpresa agradable comprobar como ante la deriva de nuestra España hacia el radicalismo, bien sea de izquierdas o de derechas, contamos en la política con un líder que proponga recuperar un rumbo centrado, sin riesgos democráticos y con el objetivo de afrontar con seriedad las reformas económicas y democráticas que se precisan, para eliminar riesgos innecesarios que se otean en el horizonte y que dejan entrever ciertos peligros para la convivencia democrática, la prosperidad económica y a ese lanzamiento de esta España a la consolidación de tercer país de la Europa comunitaria.
Quizás plantear estas cosas, sea soñar en una España debilitada por los intereses personales de los políticos, en vez de afrontar las necesidades de 47 millones de españoles, o quizás sea política ficción de quien cree que ESPAÑA ES LO ÚNICO IMPORTANTE.
Totalmente de acuerdo amigo Eugenio. Sería una discurso/petición impecable. El único problema que se plantearía y que seguro, se va a plantear, es que al Sr. Sánchez y a sus socios podemitas, bildus, republicanos etc…el nombra de España y los españoles les rechina en lo más hondo de sus pensamientos y sentimientos, por lo que nadie les cambiará el camino marcado para ser una segunda Grecia, que reaccionará cuando todo esté perdido y con el daño consumado.