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Ha llegado el día D y la hora H para que nuestra España ponga los ojos en lo que va a suceder hoy en el Pleno de la Asamblea de Madrid, para que en circunstancias normales y atendiendo a las promesas electorales, la popular Isabel Díaz Ayuso, debería ser elegida presidenta de la Comunidad más avanzada y próspera de España, Madrid. Esto no va a suceder porque un partido político Vox, no va a apoyar la candidatura, a pesar de que su líder nacional Santiago Abascal, prometió y promete que hará todo lo posible para que no gobierne la izquierda, ni que domine “un frente popular”, aunque después de sus palabras, siempre viene la “arquitecta Monasterio” para construir un muro de cemento y empeorar la situación del centro derecha español, culpando al partido de Rivera de este bloqueo, que en realidad ella propicia, no dudando incluso utilizar la vida privada del líder naranja para reafirmar sus posiciones de ataque.
Ahora que estamos en Sanfermines y que hoy se celebra el cuarto encierro, si hiciéramos un símil con esa tradición navarra y la situación política española, podríamos decir que “unos morlacos encastados, con pinta de bravos pero mansos por su comportamiento, convierten el encierro de la política en peligroso, porque su único objetivo es llegar a la plaza, dando cornadas y revolcones, sin atender al hecho de que el encierro es la antesala de una corrida de toros, en la que dependiendo de la faena, serán sacrificados o indultados por el público”.
Lo cierto es que algunos políticos, no les importan ni los madrileños ni los murcianos. Hablan de dignidad, de reuniones, de voluntad de acuerdo, pero demuestran un profundo desprecio por un lado a quienes les han votado, porque alteran esa voluntad en beneficio de los intereses de publicidad de su partido y por otro, de olvidarse que nueve millones de personas de estas dos Comunidades, están condicionadas por su decisión para trabajar, vivir y prosperar, con la incertidumbre de que si se les va a gobernar y en las condiciones prometidas, quienes ellos votaron y con el gobierno que quieren tener.
Por cierto, empieza a ser preocupante contemplar esas dos voces discordantes en una formación en la que parece que hay dos almas distintas, una más propicia al acuerdo, pero casi desaparecida como la De Santiago Abascal y otra distinta, dura, altanera y cortante como las del matrimonio Espinosa-Monasterio, que cada vez que abren la boca, deterioran las relaciones entre los partidos del centro derecha.
Los españoles debemos decirles ¡basta ya! Y exigir a los políticos que dejen de poner trabas al dictado de las urnas, en donde se expresa el deseo de que en Murcia y Madrid haya gobiernos de centro derecha o bien que nos devuelvan ese derecho a rectificar en unas nuevas elecciones, para que así las cosas las pongamos en su sitio quienes pagamos impuestos y necesitamos ser gobernados sin dilación y con efectividad.
Toda elección es un derecho democrático que tiene el ciudadano para ser gobernado para que sus necesidades sean atendidas, pero lo que es una “ofensa”, es utilizar ese mandato de las urnas para jugar con las esperanzas e ilusiones de los votantes, porque así se deteriora el fin de la democracia y se propicia una sensación de crispación artificial y manipulada de una sociedad que demanda gobiernos, exige responsabilidad y necesita recuperar la confianza en un sistema deteriorado por quienes prometen y no cumplen lo pactado con la sociedad.
No valen dignidades ni honores ni amores a España, solo vale servir a la sociedad cumpliendo lo pactado, porque cuatro años de legislatura son suficientes para demostrar políticas con hechos y realidades.
Es asombroso. Nunca pensé que pudiera suceder esto, sea la responsabilidad de uno u otro, pero lo que está claro es que los ciudadanos se lo harán pagar.