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Lo de Sánchez es el colmo de la desvergüenza
En el debate de investidura que se está celebrando en el día de hoy solo hay una cosa que queda demostrada, de nuevo, que Pedro Sánchez no tiene vergüenza alguna. Que no la conoce, que no la intuye, que nunca la ha visto de cerca.
Tras la intervención de Pablo Casado en la que ha quedado certificado que el PP iba a votar en contra de la investidura de Pedro Sánchez ha intervenido, en su réplica, Sánchez, al que ya se le ha ido la “pinza” por completo.
Dudamos si ha sido capaz de prepararse la réplica como es debido o si, al no estar Iván Redondo sentado a su lado, ha demostrado lo que en el presidente es una evidencia: que no sabe hacer la ‘O’ con un canuto, que solo es incapaz de preparar nada con solvencia y que, con sus palabras, lo único que demuestra es algo de lo que muchos estamos convencidos: que es un déspota.
Volvemos a recordar que Sánchez es con “NO es NO”. Volvemos a recordar que no tiene inconveniente alguno en lograr la presidencia con el apoyo de golpistas, proetarras y comunistas. Volvemos a recordar que miente más que habla y que no le dice la verdad ni a su médico.
Y después de recordar todo eso, hay que analizar la respuesta que le acaba de dar a Casado “Si no quieren que gobierne gracias al golpismo, demuéstrelo y absténgase”. Es decir, Pedro Sánchez ha reconocido implícitamente que él es capaz de lo que sea para conseguir ser presidente y que, si no quieren que lo haga, tendrán que ser otros los que se lo impidan porque él, por propia iniciativa, no lo va a hacer. Porque no tiene principios.
Manda narices pero lo que ha dicho Sánchez es eso y ni se ha enterado. Ni se ha enterado que con esas palabras lo único que demuestra es que vamos a tener un presidente sin principios, sin ética, sin moral y sin ninguna vergüenza.