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Venían de la Escuela de Tráfico de la Guardia Civil
Eran las 07:45 horas de la mañana del día 14 de julio de 1986. Un convoy de la Guardia Civil formada por un autobús, un microbús y un todoterreno, en funciones de coche-escolta se dirigía desde la Escuela de la Guardia Civil de Tráfico, en la calle Príncipe de Vergara de Madrid, hacia la Venta de la Rubia, a las afueras de Madrid, donde los guardias iban a realizar prácticas de conducción en motocicleta.
En el convoy viajaban setenta guardias civiles alumnos de la Agrupación de Tráfico. Los mayores de la promoción tenían veinticinco años. Los más jóvenes, diecinueve. Nunca variaban su itinerario, siempre hacían el mismo y a las mismas horas, por lo menos en los días anteriores al atentado.
A la altura del número 7 de la Plaza de la República Dominicana, los etarras Idoia López Riaño y Juan Manuel Soares Gamboa habían aparcado una furgoneta-bomba marca Sava cargada con 35 kilos de Goma 2 y cinco ollas a presión con varios kilos de metralla compuesta por tornillos, tuercas, varillas metálicas y eslabones de cadenas de acero. Anton Troitiño Arranz, situado en una parada de autobús cercana, accionó el mando a distancia cuando vio que el convoy se puso a la altura de la furgoneta-bomba. Muy cerca, José Ignacio de Juana Chaos esperaba en un vehículo en el que emprendieron la huida. En las labores de vigilancia y en la preparación del explosivo participaron también Esteban Esteban Nieto e Inés del Río Prada. Todos los asesinos formaban parte del comando Madrid de ETA.
La explosión fue brutal. El vehículo más afectado fue el minibús, aunque también fue alcanzado el autobús. El vehículo escolta de la Guardia Civil quedó descolgado del convoy en el momento de la explosión, al detenerse en el semáforo previo al cruce con la plaza. Además, otros muchos vehículos, establecimientos e inmuebles de los alrededores sufrieron cuantiosos daños materiales.
Debido a esa terrible explosión murieron en el acto cinco guardias civiles: CARMELO BELLA ÁLAMO, natural de Badajoz; JOSÉ CALVO GUTIÉRREZ, de Barcelona; MIGUEL ÁNGEL CORNEJO ROS, de Valencia; JESÚS MARÍA FREIXES MONTES, de Lérida, y JESÚS JIMÉNEZ JIMENO, de Teruel. Otros cuatro guardias civiles murieron en las horas posteriores al atentado: ANDRÉS JOSÉ FERNÁNDEZ PERTIERRA, natural de Gijón; JOSÉ JOAQUÍN GARCÍA RUIZ, de Burgos; SANTIAGO IGLESIAS GODINO, de Alicante, y ANTONIO LANCHARRO REYES, de Badajoz. Tres más lo hicieron en los siguientes días: JAVIER ESTEBAN PLAZA, que falleció cuatro días después, el 18 de julio; MIGUEL ÁNGEL DE LA HIGUERA LÓPEZ, que falleció el 31 de julio; y JUAN IGNACIO CALVO GUERRERO, que lo hizo el 5 de agosto, convirtiéndose en la víctima número doce del brutal atentado.
Descansen en Paz























