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Rufián todo un impresentable
Era septiembre de 2018 y se estaba celebrando en el Congreso de los Diputados la investigación sobre la caja “B” del PP y la trama Gürtel. En ese día el compareciente rea el expresidente del gobierno José María Aznar quien se enfrentaba a las preguntas de, nada más y nada menos, que Gabriel Rufián.
Rufián, que esperaba a Aznar con la escopeta cargada para proceder a la cacería de alguien tan odiado por parte de toda la izquierda, estaba visiblemente nervioso. Tan nervioso estaba que cada vez que preguntaba a Aznar no le dejaba contestar para intentar hacer alguna de sus gracietas y poder, de esa forma, aparecer en algún Telediario o en algún canal separatista de Youtube.
Aznar, impertérrito, trataba de que Rufián le dejara contestar sin no demasiado éxito. Poco a poco, el presidente de la Comisión que investigaba la trama consiguió que Rufián callara y que Aznar pudiera contestar a Gabriel Rufián. Y lo hizo, vaya si lo hizo.
Rufián se convirtió al final de esa comparecencia en el cazador cazador. José María Aznar acabo no teniendo ninguna piedad del lerdo charnego separatista y se le comió de un bocado. Rufián demostró aquel día, una vez más, que no es más que un macarra de barra de bar. Una especie de chulo de piscinas que va con el pecho fuera y escondiendo la tripa casi sin respirar para que le vea alguna de las mujeres que toman el sol.
Al final, el separatista lo único que hizo fue el ridículo y quedar en evidencia. Quedó en evidencia su nula incapacidad para un debate sosegado y normal, pero, sobre todo, quedó demostrado que solo sirve para broncas absurdas con gente de su nivel como máximo.
