carca y demagógica

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La verdad sea dicha. La vicepresidenta del gobierno (en funciones) es una auténtica “perla” para todos los informadores. Ninguno de los disparates que ha dicho a lo largo de su ya dilatada vida ha dejado de consumir ríos de tinta impresa porque no se suelen dar en la misma persona tantos disparates juntos. Digo disparates para ser benévolo y no aplicarle los epítetos que bien se merece esta cordobesa de Cabra, de la que nadie se explica cómo ha podido desempeñar los cargos políticos que ha ocupado con tan pobre bagaje político, democrático, social y cultural. y carente de un mínimo respeto por los demás.

La última fechoría de la carca y demagógica Carmen Calvo, con la que ha demostrado su total carencia del mínimo respeto por los demás, ha sido su “sentencia filosófica-feminista-genealógica-socialista” de pacotilla, mediante la cual, quienes defienden iguales derechos para hombres y mujeres “solo” son aquellas personas que militan en la izquierda (ya sea la izquierda a secas, o la terrorista, revolucionaria o separatista) excluyendo de facto, porque a ella le da la gana, a más de la mitad de todos los habitantes de mundo entero.

La pobre ignora que la historia señala todo lo contrario de lo que ella sostiene. Tan solo hay que saber leer y escribir medianamente y hurgar en el pasado histórico para sacarla de sus siempre equivocadas proclamas. Y voy a terminar diciéndole a esta torticera paisana mía, de manera parecida a la que ella usa para desmerecer a su interlocutor o adversario: “No, bonita, la izquierda no tiene nada de los que presumís -sin razón- los militantes izquierdosos.

Fíjate sino en el tratamiento que habéis dado a quienes quisieron unirse (creo que equivocadamente porque les teníais preparada una encerrona) a la última ruidosa, politizada e indecorosa fiesta del orgullo en Madrid. Y, ¡por favor!, en lo sucesivo, no presumas de lo que careces, ¡bonita!