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La mayoría de los cordobeses estábamos deseando (y así lo hemos expresado en las urnas) que el Ayuntamiento de nuestra ciudad cambiara de gestores y ¡por fin! lo hemos conseguido. Estoy seguro de que, a poco que se muevan, los nuevos inquilinos de Capitulares lo harán mejor que los que se ahora dejan sus funciones, aunque parte de ellos quedan en la oposición para poner “zancadillas”.
Como quiero ser reivindicativo desde el primer momento, después de felicitarles efusivamente, yo pediría al nuevo gobierno municipal que -cuanto antes- empiece a deshacer “los entuertos” de sus antecesores, como, por ejemplo:
- Volver a colocar en la vitrina que hay en la antesala del despacho del alcalde, el crucifijo de marfil que allí había desde hace lustros y que, Ambrosio nada más llegar hace cuatro años, mandó quitar “por las buenas” y sin ninguna explicación. Este crucifijo es propiedad del Ayuntamiento y tiene varios siglos de antigüedad.
- Que restablezca, como demandan, además de la razón, los taxistas y propietarios de vehículos autorizados, el tráfico entre Puerta del Rincón y la Rivera, haciéndolo todo recto como siempre fue, aunque pasen por la puerta del Ayuntamiento y evitando hacer inútilmente unos 800 metros más, al derivarlo -con el consiguiente perjuicio económico y medioambiental- por Alfonso XIII, Mármol de Bañuelos y Calle Nueva.
- Que disponga retirar los rótulos de las calles que han cambiado sus antecesores, “por las bravas” para que vuelvan a su denominación anterior.
Todo ello en busca de hacer justicia, en lugar de otras razones que la oposición pueda aducir.