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“Líbrame Señor de las aguas mansas que de las bravas me libro yo” es lo que se me ha venido a la cabeza tras leer la “Tercera de ABC” del presidente del círculo de empresarios. Sin lugar a dudas “la tibieza” es la cualidad que en los últimos años mas se ha desarrollado en España entre los que tienen actividades, que no responsabilidades, en el ámbito de lo público. De hecho, tibieza y Rajoy es seguramente uno de los binomios de más éxito en nuestras conversaciones.
Tras una relación perfecta “sobre lo ya acontecido” tras la llegada de la crisis de la que parece que salimos de la misma manera que parece que entramos en la siguiente, del numero de parado de antes de la misma al número de parados de después. De la inmoralidad de que seamos el segundo país en paro de Europa tras Grecia. Los terceros en paro juvenil, Italia se nos ha colado, el desmesurado gasto en subsidios que ello conlleva, da un dato, desconocido hasta hoy para mi, y es que solo el 2,1 % de los trabajadores que encuentran trabajo en España, aseguran que es gracia al servicio público de empleo en contraste con Austria, donde el 98 % aseguran que lo hacen gracia a ese mismo servicio.
Si se analizara quien gestiona e incluso recibe los muchos miles de millones que libera el estado vía presupuestos para aliviar el paro, ya en forma de subsidios, ya en cursos de formación que todos sabemos quienes hacen de intermediarios, ya creando organismos públicos para colocar a los afines de todos los que gestionan ese dinero etc. Seguramente, sería entonces cuando comprenderíamos la doctrina de la tibieza establecida, se denomina “amagar para no dar” y para que todo siga igual.
El autor de la tribuna admite que las recetas para acabar con el paro, son más que conocidas, pero reconoce que para llevarlas a cabo es necesario y propone un consenso parlamentario, hoy del todo imposible por la fragmentación existente. Es decir, deduzco yo, que la culpa, según este señor, la tiene el ciudadano por votar a otros partidos harto de que los tradicionales no quieran solucionarlo. A la misma vez que recuerdo que Felipe Gonzalez gobernó con mayoría absoluta al igual que Aznar y por último Rajoy, todos con un parlamento prácticamente de solo dos colores. Así que señor Zuloaga, la fragmentación del parlamento es seguro que no es la causa.
Me inclino más a pensar que hay ciertos colectivos que no quieren perder las mamandurrias que de forma muy generosa reparte el gobierno, todos, entre las muletillas que le hacen más agradable su estancia en el banco azul de la carrera de San Jerónimo. Pero reconozco que la tibieza no es una de mis cualidades.