crisis internas

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Aunque en los últimos 59 días España ha teñido elecciones generales, municipales y autonómicas, el panorama político de la nación está atravesando una de las situaciones más convulsas de los últimos tiempos, desde que el bipartidismo fuera calificado como un sistema obsoleto y aparecieran, los partidos conocidos como los de “la nueva política”.

En estos apenas dos meses, estos partidos (Cs, Podemos y Vox) han visto distorsionadas sus aspiraciones, han empezado a sufrir importantes crisis internas o sus nuevos diputados, “se pasan de frenada” en sus declaraciones, olvidándose de su condición de servidor público, que debe dar ejemplo.

Analizando una por una estas formaciones, nos encontramos que tras sus malos resultados, la formación que lidera Pablo Iglesias, está forzando la situación para entrar al gobierno sea como sea para asegurar su supervivencia o la de su líder, hasta el punto de que ya desde la exigencia de formar un gobierno de coalición, está cediendo sus posiciones y posturas a tener un “gobierno de colaboración , de coalición o de ejecución, siempre con la premisa de la presencia de Iglesias en el mismo, lo que es rechazado de plano por el partido ganador de las elecciones, el PSOE. Toda la responsabilidad de su cúpula ha sido el cambio de su secretario de organización.

El segundo de los partidos, en este caso Vox, ha errado totalmente su estrategia política, convirtiendo lo que debería haber sido un éxito importante, en uno a medias, porque sus dirigentes pretendieron engordar tanto sus posibilidades, que estas se vieron mermadas no ya en las elecciones generales, en donde obtuvieron 24 escaños, sino en los resultados de las autonómicas y municipales, en donde sus posturas negociadoras, están dificultando que algunos pactos avancen con agilidad, simplemente por razones de visibilidad y auto reconocimiento.

Por otra parte, quizás por bisoñez o por no conocer la exposición pública de lo que supone ser diputado, alguno de sus cargos, están haciendo declaraciones públicas que además de estridentes, perjudican a su formación que no sabe cómo salir de esa “escarapela” impuesta desde la izquierda, que les califica como “extrema derecha, pero que con sus palabras no terminan de anular dicho calificativo.

Atención importante merece lo que está sucediendo en Cs, el partido de Albert Rivera, quien inició esta situación electoral queriendo dar el sorpaso al liderazgo del PP como primer partido del centro derecha, fracasando con divisiones internas a causa de la celebración de primarias a la hora de elegir candidato autonómico, no saliendo el propuesto por la dirección nacional, como es el caso de Igea y la ex presidenta de la Asamblea de Castilla y León que había anunciado su deseo de mandar al PP a la oposición, para terminar de formar gobierno con la formación popular, sin rechistar.

Por si fuera poco, cuando toda su cúpula directiva concurría en puestos de diputado para el Congreso en Madrid, su “patrocinado” Valls, ex ministro socialista francés, despreciado por Macron y venido a España, vota a la alcaldía de Barcelona “gratis total” a Ada Colau, exponente de la extrema izquierda catalana y colaboradora con el independentismo, lo que provoca que “ese salvador del Constitucionalismo”, sea repudiado por Rivera y su cúpula rompiendo relaciones.

Para rematar esta situación de desgracias continuadas en el partido de Rivera, ayer lunes, el num 2 de Cs por Barcelona, Toni Roldán, anunciaba su abandono como diputado en el Congreso y como militante de Cs, argumentando que “abandonaba Cs, porque el partido había cambiado respecto al partido que conocía y que su estrategia que había cuestionado en todas las reuniones de la ejecutiva, había hecho que, de ser naranjito, se haya convertido en Azul”. Apenas dos horas después de este anuncio, el eurodiputado Javier Nart, después de acudir a la reunión de la ejecutiva en Madrid, anunciaba la dimisión de su cargo en la ejecutiva de Ciudadanos.

Mientras esto sucedía ayer en el epicentro político madrileño, en el Palacio de la Moncloa Pedro Sánchez y Pablo Casado mantenían una reunión secreta y fuera de agenda, en la que aunque se desconoce cuáles serían sus puntos a tratar, no sería de extrañar que se estuvieran frotando las manos por la situación de sus rivales y la tranquilidad de las “fuerzas del bipartidismo”, que se está empezando a añorar desde un electorado que en las últimas encuestas publicadas precisamente ayer, les hacen mejorar notablemente sus resultados electorales, si la investidura prevista para mediados de julio por parte de Sánchez, no prosperara y se repitieran los comicios generales en otoño, nada descartable, pero una posibilidad que siempre está ahí .

Ahora, después de las hogueras de San Juan, ¿los políticos se calmarán o nos seguirán dando un espectáculo que nos distraiga de las vacaciones?

En el caso de Pablo Casado, parece que el mar está en calma chicha después de la “fuerte manejada” provocada por los barones a consecuencia de las generales, pero con visos de que Julio sea movido por los cambios previstos en la cúpula de Génova, la designación de Maroto como Senador por Castilla la Mancha, según me dicen, región en la que este jueves en Toledo se le va a pedir a Casado que comience con la “renovación”, que deberá extenderse a casi todas las regiones del norte, incomprensiblemente, las más débiles en resultados para los populares y en donde algunos pretenden “federalizar” el partido, para seguir en el machito.

1 Comentario

  1. Estaríamos más o menos de acuerdo con el bipartidismo, pero lo que está claro es que las nuevas fuerzas políticas han conseguido convertir la política española en un circo, con sus “payasos” correspondientes. Los españoles ya están asumiendo el fracaso y si se produjeran nuevas elecciones se convertirían en algo residual, algo que sería un premio justo a sus ambiciones desmedidas.

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