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Ya no son amiguitos
No cayéndonos nada bien Oriol Junqueras, entiendo perfectamente el cabreo que tiene con colega de tropelías golpistas, Carlos Puigdemont. La huida de Puigdemont como alma que lleva el diablo es uno de los motivos por el que él y el resto de presos golpistas siguen en prisión preventiva, por el riesgo de fuga.
Si el que era el jefe se ha fugado, lo normal es que también lo hicieran ellos. Según publica El Español, varios funcionarios han relatado lo que es el día a día tanto de Puigdemont como del resto de presos golpistas encarcelados. Parece ser que los que son de ERC no se hablan con los del PdeCat y viceversa.
También añaden a su relato los calificativos que dedica Junqueras a Puigdemont, de quien ha llegado ha decir “este tío está loco”, o se refiere a él cambiándole su apellido y llamándole “Puigmamón”, en lugar de Puigdemont.
La traición de Puigdemont
Estos calificativos de Junqueras, y los habrá más gruesos, no pueden sorprender a nadie ya que hay algo evidente: “Puigmamón” les ha traicionado y les ha dejado tirados. Ahora va de exiliado y de mártir por la vida pero por mucho que intente disimular, lo que es evidente es que ha quedado como un cobarde a ojos de todos, menos a los de la alienada plebe separatista.
Junqueras actúa como lo haría cualquiera ante una actitud similar. el “molt honorable” no lo es tanto y cuando la cosa se puso fea gritó “pies para qué os quiero” y fue un visto y no visto. Ahora unos están en la cárcel y el otro en una mansión de Waterloo…sufriendo.