Jorge Javier Vázquez rey Juan Carlos pecados
El rey Juan Carlos y Jorge Javier Vázquez

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Cree el ladrón

Llama mucho la atención leer el artículo que Jorge Javier Vázquez dedica en su columna habitual de ‘Lecturas’ al rey Juan Carlos y a su abandono de la vida pública. Y no por su opinión acerca del rey emérito, Vázquez es muy libre de tener la opinión que quiera sobre lo que quiera. Lo que es llamativo son los pecados de los que acusa al Rey y más viniendo de quien vienen: “el rey emérito cayó en pecados tan humanos como la vanidad, la soberbia, el egocentrismo y el despotismo, poco ilustrado en su caso”.

Leer esto escrito por Jorge Javier Vázquez es como para echar una gran risotada. Es como para echar un “juas” sonoro que se oiga hasta en Pekín. ¿Cómo puede ser capaz un vanidoso, un soberbio, un egocéntrico y un déspota como Jorge Javier Vázquez de acusar a alguien de algo de lo que él anda completamente sobrado? ¿Cómo puede ser capaz de practicar un ejercicio de cinismo tan grande en una publicación que van a leer miles de personas?

Y, como siempre en Vázquez, lo hace sentando cátedra. Lo hace sentenciando desde un púlpito al que se ha subido él solo creyendo que su palabra es “palabra de Dios” y punto. Tan acostumbrado como está él a la autocomplacencia. A creerse más y mejor que nadie. A dar lecciones de vida a cualquiera que se cruce por su camino en cualquier programa de televisión. Él, que critica del rey Juan Carlos algo de lo que él anda sobrado, pecados que comete en exceso y que encima cree no padeces.

Vanidad, soberbia, egocentrismo y despotismo. Si hubiera una imagen para esos cuatro pecados sería la imagen de un presentador de televisión llamado Jorge Javier Vázquez que no conoce la humildad ni de cerca. Que se cree más que nadie. Que incluso quiere que su modelo de vida sea copiado por todo el mundo porque él está en posesión de la verdad absoluta. Porque él lo dice y punto redondo.

Enlace al artículo de Jorge Javier Vázquez

2 Comentarios

  1. Además, J.J. Váquez es invertido (conforme a ley natural)
    Las reclamaciones: al maestro armero.

  2. Por lo menos Su Majestad no se mea en los pantalones como tú cuando estás hasta las trancas.

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