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“Uno de los grandes hombres de nuestra Historia”. Con estas desafortunadas palabras, Javier Ortega Smith se refirió a José Antonio Primo de Rivera, y yo me pregunto: ¿a esta altura deja VOX la grandeza histórica de tantos otros españoles? Confunde que el abogado de la acusación popular contra el nacionalismo catalán elija, nada menos que como referente, a un ideólogo nacionalista como defensor patriótico de la unidad del país. Mencionar semejante posicionamiento simplista e históricamente derrotado, aunque no definitivamente, me mueve a recordar por qué Primo de Rivera no fue patriota alguno, ni buscaba una España verdaderamente unida.
Mientras el patriotismo empuja al desarrollo de la nación para honrar su historia y continuar su grandeza, el nacionalismo ensalza el pasado hasta hacerlo insuperable por cualquier futurible, y en su añoranza por viejas glorias que recuperar, reniega del progreso para entregarse al eterno recuerdo, incapaz de mirar al futuro.
La mirada perdida de los nacionalistas en el pasado no es sino la condición necesaria para satisfacer la construcción de un dogmatismo identitario. En un esfuerzo por exacerbar las diferencias históricas con los países vecinos, este movimiento busca definir una superioridad construida, como bien apuntaba de Gaulle, sobre la despectiva mirada al resto de las naciones.
Es este el primer paso para, legitimando un excesivo proteccionismo, conducir el país a una autarquía aislacionista que desconfía de cualquier proyecto extramuros, por beneficioso que pueda ser: los mismos nacionalistas que hoy ensalzan el recuerdo del emperador Carlos de Habsburgo, estarían en su época entre los comuneros que pusieron Castilla contra un extranjero.
Por supuesto, para mantener fuerte el dogma, la sociedad es presentada como una dicotomía entre los mesiánicos defensores del país, y quienes perversamente conspiran por su destrucción. Con este infantilismo, fieramente ejercido en posesión del poder, la Historia nos muestra una crispación reinante en la que la discrepancia era considerada disidencia, y el buen hacer quedaba impuesto según lo considerado patriótico: se intentaba construir una sociedad única, grande, pero falsamente libre.
La libertad es inalcanzable en un Estado que encasilla a sus ciudadanos por la ideología que profesan: donde no se permite el librepensamiento, mucho menos se puede esperar la mínima libertad de actuación. El liberalismo es medicina para el delirio nacionalista, que hoy gusta de definirse liberal, como si ambas nociones fueran dos caras de una moneda en lugar de elementos reactivos.
Buscar grandes actos de nuestra Historia entre sus gestas bélicas nos aleja del centrismo ecuánime, que no igualitario, que requieren estos tiempos. Sirva, como referente patriótico, el sentarse a la misma mesa Carrillo con Fraga; como ejemplo de liberal tolerante, la legalización de los comunistas por Suárez; como recordatorio del éxito de la cooperación entre países, el proyecto de la Unión Europea.
A su entrada en las instituciones públicas, VOX debe demostrar su madurez y renunciar al coqueteo con el nacionalismo si desea representar una fuerza verdaderamente sensata. La elección de los referentes de nuestros líderes políticos nos ofrece una visión del proyecto que persiguen, motivo de sobra para desterrar a Primo de Rivera y demostrar grandeza histórica, no jurando “por España”, sino honrando la nación con sus actos.
Su “artículo” me parece lamentable, y lo disculpo por sus, supongo, pocos años.
Tratar así a un español QUE DIO SU VIDA POR ESPAÑA, me parece francamente vil, y más propio de la mizquierda que de una persona que, se supone, no comparte esos valores.
Yo no se si usted ha leído las OBRAS COMPLETAS DE JOSÉ ANTONIO. Se vendía, y supongo se seguirán vendiendo, por algunas editoriales, minoritarias o marginales, que todo hay que decirlo, y supongo que incluso estarán “colgadas” en Internet, o al menos parte de sus textos.
Primero lea, estudie, documentese, y después escriba, PERO SIEMPRE CON CONOCIMIENTO DE CAUSA.
El proceso no puede ni debe HACERSE A LA INVERSA, como hace usted.
¡Y no utilice el buen nombre de José Antonio PARA DARLE UN REJONAZO A VOZ, como por lo visto pretende hacer usted!
¡Espero que como futuro ingeniero industrial sea usted más competente, que escribiendo chorradas y ocurrencias, SOBRE MATERIAS QUE DESCONOCE TOTALMENTE!
Y si quiere atacar a VOX, haga el favor de no poner por medio el nombre de José Antonio, ENSUCIÁNDOLO.
No me esperaba esto de EL DIESTRO, la verdad…
Para sintetizar le diré que su artículo es sencillamente impresentable. Se puede resumir en una serie de frases desconectadas unas de otras y absolutamente gratuitas.
Le recordaré que José Antonio disponía de una situación económica y social como probablemente Ud. no puede imaginar. Era marqués.
José Antonio por amor a España se jugó su favorable entorno y dio la vida.
Probablemente Ud. no entienda estas cosas y por eso mete la pata hasta el corvejón
Si es lector, no lo demuestra en absoluto. Le sugiero que lea aunque sólo sea un poco
A juzgar por sus respuestas, y en contra de sus afirmaciones, no parece que le guste el debate crítico. Ya se sabe perro ladrador, poco mordedor.
No olvide eso de “zapatero a tus zapatos”. Dedíquese a apretar tuercas y no maneje conceptos de derecho político que parece no entender.
Por último, en su próximo artículo, que quiera Dios que no sea pronto, no ponga su foto para que no le puedan reconocer y se reían de Ud.
Siento decirles que este “artículo”, más bien una parida u ocurrencia, NO TIENE CALIDAD NINGUNA.
El autor demuestra no conocer la egregia figura de José Antonio,, Mártir de la Religión Católica y de España.
Con la escritura sucede lo mismo que con la docencia;
primero hay que leer, estudiar, documentarse, etc.,
Y LUEGO SE PUEDE ENSEÑAR LO QUE SE HA APRENDIDO, pero no a la inversa, como hace este chaval.
Dicho lo cual, con todo respeto y afecto, LE DISCULPO POR SU EDAD, pero los lectores somos personas con una cierta formación, y no podemos perder el tiempo leyendo CHORRADAS, PARIDAS Y OCURRENCIAS.
Gracias por su atención y cordiales saludos.