Decepcionado

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R.G., he leído su artículo en el El Diestro del 5 de junio de los corrientes, “La Iglesia Católica española me ha decepcionado totalmente“, y cómo todo es opinable, a mí me ha decepcionado su artículo de opinión.

Leyendo su elenco profesional más si cabe, escritor de libros y artículos, y de diversos títulos universitarios y académico jurídico.

Entiendo que ser católico debe de ser: el estar bien formado y tener una buena formación personal sobre las verdades de nuestra Iglesia Católica, y el defender a la Iglesia Católica española con una crítica positiva y constructiva, y no negativa y destructiva de decepción total.

La Iglesia es de naturaleza divina y humana, creada por Jesucristo para enseñar y ayudar a sus miembros a que libremente decidan que han de pensar, decir y obrar de acuerdo a la verdad cristiana, pero no ha de decir a qué, a quién deben votar en las estructuras humanas. La Iglesia Católica dice en su Magisterio, orientan y exhortan en la doctrina católica qué hechos son de acuerdo a Cristo y a la vida de Cristo, la moral de la vida cristiana. Y en su base está la libertad personal y su responsabilidad, que es donde libremente nos jugamos cada uno nuestro sino final.

Aunque, cómo vd debe saber, la gracia siempre ayuda a través de los sacramentos de institución de Jesucristo a pedir perdón de los errores cometidos y ofensas hechas a Dios, y que la ayuda de la gracia santificante de cada uno de los Siete Sacramentos son para mejorar y llegar a ser Santos.

Reflexione R.G.  que la Iglesia no es una organización humana jurídica, laboral y social. La Iglesia es de Dios para hombres libres.

Somos los católicos, cada uno, quienes tenemos que transformar la sociedad, y no la jerarquía católica española diciéndonos qué hay que votar por obligación como vd dice, sino cómo consecuencia de la formación humana, profesional y de conciencia formada de cada católico desde nuestro lugar y entorno familiar, profesional y social. Es importante tener las ideas claras y distintas.

Pongamos las cosas en su término justo y no descalifiquemos a la jerarquía católica española de totalmente decepcionante, y nosotros los fieles laicos lavarnos las manos, cuando la responsabilidad del voto es personal de cada católico. Y no escribir por escribir juicios que descalifiquen decepcionadamente.

Cada uno sabemos que se debe votar, a favor de la vida, la familia, la educación de los hijos por los padres, la libertad religiosa y de toda persona hijo de Dios, aunque se equivoquen en su voto. Y que decidamos en conciencia.