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La frase “Tenemos que hablar” pronunciada por Oriol Junqueras al acercarse a saludar al presidente del gobierno en funciones Pedro Sánchez, ha sido el hecho más destacado de la sesión inaugural de la XIII legislatura de las Cortes Españolas.
Esta apertura de ambas cámaras que inician su andadura con una mayoría de 175 escaños para la izquierda, liderada por Sánchez y con una derecha rota en tres, puede analizarse desde distintas visiones o centrándose en anécdotas como la vestimenta de la secretaria de la mesa de edad, las barbas vallenclanescas del presidente de la Mesa o en las fórmulas de juramento, en las que existe polémica desde que diputados de la izquierda abertzale utilizaran la expresión “por imperativo legal” que fuera admitida por el TC en la sentencia 129/1990 emitida al respecto, pero en mi opinión, el hecho relevante se centra precisamente en ese saludo y frase pronunciada por uno de los políticos presos, encausados en el juicio del 1 de Octubre ante el próximo presidente del gobierno, teniendo en cuenta además la necesidad de los votos de Sánchez para sacar adelante una legislatura en la que no cuenta con una mayoría de votos, porque políticamente hablando, ese “tenemos que hablar” supone la ruptura del consenso constitucional que formalizaron las fuerzas constitucionalistas, en el marco del respeto a la Carta Magna.
¿Qué diálogo puede pedir el líder de una formación independentista encausada en un proceso de rebelión o de sedición y que está siendo juzgado y encarcelado por el Tribunal Supremo? ¿Qué acuerdos puede alcanzar un presidente del gobierno con una formación que ha subvertido la Constitución y cuya cabeza está siendo juzgada por el Tribunal Supremo?
Estas dos preguntas son las que sin duda marcan tanto el inicio de la legislatura como la totalidad de la misma, teniendo en cuenta que uno de los protagonistas en cuestión, tiene como objetivo romper España por la fuerza, para conseguir sus objetivos independentistas, lo que ya ha intentado con los acontecimientos del 1 de Octubre, que le pueden suponer bastantes años de prisión.
Por otra parte, hay que preguntar al presidente del gobierno que puede ofrecer a un grupo que necesita para gobernar y mantenerse en el cargo. ¿Una reforma constitucional modificando el título octavo para cambiar de un estado de las autonomías a un estado federal? ¿Una mayor financiación de Cataluña que genere una posición de privilegio de Cataluña respecto a otras autonomías o en su caso un indulto a los políticos encausados en el proceso ante la posibilidad de penas de prisión?
Estas y otras preguntas y su resolución que veremos e iremos comprobando a lo largo de la legislatura, son quizás los aspectos más importantes del tiempo político que se inicia hoy y que cierra de alguna manera el acuerdo tácito entre izquierda y derecha establecido en 1978 y que preocupan enormemente a todos los españoles, especialmente en un momento en el que no existe una alternativa clara ante esa situación, teniendo en cuenta el resultado de ruptura de la derecha española en tres trozos, que anulan su fortaleza y en el que existen peleas entre esas formaciones, así como un desmedido afán de protagonismo, propio de la mercadotecnia, demostrado en el día de ayer tanto por Albert Rivera como por Vox, sentándose estos últimos en la tradicional bancada socialista, buscando exclusivamente la foto para su campaña.
A esto, hay que añadir el “factor Podemos” formación en la que se sustentará el grueso del apoyo que necesita Sánchez para gobernar y teniendo en cuenta quienes son y que pretenden, intranquiliza todavía más a un sector de los españoles, no por ser de izquierdas, porque estas ya han gobernado durante mucho tiempo en España, sino por lo que representan y un claro ejemplo lo tenemos en sus declaraciones respecto a las donaciones del empresario de Inditex a la sanidad pública española, claramente rechazadas por la sociedad. A los señores de Podemos, la España constitucional les importa un carajo, la convivencia muy poco y la democracia, está por ver.
En definitiva, esta XIII legislatura empieza con los semblantes de una España débil en los consensos básicos, inquietante en lo político y poco preparada en lo económico, ante los nubarrones de recesión que se avecinan. Mientras, la alternativa a todo esto, pierde el tiempo en peleas de colegio, en donde unos se pegan con otros, los otros quieren poner en jaque a un líder político elegido democráticamente por su militancia y los terceros, van de tan” puros y castos españoles”, que no les creen ni en su casa. ¿Recuperaremos la sensatez en esta legislatura o nos cargamos España?
Que en un país democrático y con una Constitución votada por la mayoría de las fuerza políticas hace 40 años se permita a unos provocadores presos por intentar cargarsela, votar por la República, nos da una idea de cómo acabará ésto.