la moncloa

Los españoles asisten atónitos a que el sepulturero de la Moncloa (llamado Pedro Sánchez) haya fijado la fecha del 10 de junio de 2019 para la exhumación de los restos de Franco.

Hasta la fecha todos los españoles creíamos que los candidatos a la Presidencia del Gobierno concurrían a unas elecciones generales para gobernar no para ser sepulturero.

La gran sorpresa es que ha accedido un sepulturero, no contratado para ello y que tampoco ha accedido mediante oposición.

Utilizar la Jefatura del Gobierno (supongo que, con la anuencia pasiva del Jefe del Estado, que ni está ni se le espera), para hacer de sepulturero solo sucede en un país de chirigota y pandereta.

Además, se trata de un sepulturero que le importa un comino el protocolo de las exhumaciones.

Él fija el día, hora de la exhumación y el nuevo destino de los restos de Franco.

Pasa por encima de la familia, de la Comunidad Religiosa, pues se considera el dueño y señor de los restos de Franco.

Al sepulturero solo le falta hacer de vampiro y profanar la tumba a las tres de la madrugada.

Una vez trate de cometer tal felonía volverá a la Moncloa no a cambiar el colchón marital, sino a lamentar no haber podido saborear el trofeo que ofreció a sus correligionarios vampiros.

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Letrado del Ayuntamiento de Madrid, donde fue asesor del polémico concejal Ángel Matanzo. Miguel Bernad se presentó en las listas del Frente Nacional para las elecciones al Parlamento Europeo de 1987 y de 1989, y fue su secretario general hasta que el partido heredero de Fuerza Nueva se disolvió en 1993. Bernad registró otro partido, Derecha Española.​ En mayo de 1995, Miguel Bernad fundó el sindicato Manos Limpias, con sede en la madrileña calle Quintana. Desde entonces, Manos Limpias está presidido por Francisco Jiménez Luis y su secretario general es el propio Miguel Bernad.