Carlos Cuesta Juan Carlos Monedero Cristina Seguí
Juan Carlos Monedero, Carme Chaparro y Carlos Cuesta

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Lo de Juan Carlos Monedero es digno de estudio médico

Juan Carlos Monedero es un personaje al que, desde hace mucho tiempo, se le notan unas taras mentales tan acusadas que provocan en él comportamientos un tanto irracionales y absurdos.

En los últimos días aparecía en el programa de Carme Chaparro junto a Carlos Cuesta y a Cristina Seguí. Monedero, el “feminista”, se dedicó a insultar a Seguí durante todo el programa sin que nadie le hiciera callar y le recriminara su inapropiado comportamiento. Ya sabemos que, Chaparro, la conductora de ese programa va de “feminista” por la vida excepto cuando la afectada y maltratada no comulga con su ideología política.

Entonces, la “feminista” Chaparro se hace la loca y, como si no hubiera pasado nada, continúa con lo que estuviera haciendo. Al que se le acabó la paciencia con tanto insulto fue al periodista Carlos Cuesta quien, harto de escuchar los insultos de Monedero hacia Seguí, se dirigió a él diciéndole: “Eres un machista insoportable”.

Pero Monedero, como si con él no fuera la cosa, seguía y además justificaba los insultos que había dirigido hacia Cristina Seguí. Aquí hay dos problemas, el primero es que Monedero es un sectario de libro. Un comunista de los de checas, de los de la época de Stalin. Un totalitario de libro y un indocumentado de tomo y lomo. Un auténtico cafre que no sabe ni donde tiene la mano derecha.

El segundo problema, y quizás más grave, es que Monedero es un tonto a las tres. Un tonto de libro, de los de nacimiento, un auténtico atontado que, como es habitual en la gente como él, no se entera no de por donde le viene el viento y que no tiene ni dos dedos de frente.

 

1 Comentario

  1. Nada nuevo de este mendrugo, y por supuesto ese silencio cómplice de moderadora e invitados con alguna excepción. Esto a mi juicio se acabaría si estuviera permitido partirle la cara a estos tipos que se les va la fuerza por la boca sabiendo que están protegidos contra respuestas contundentes. No tienen agallas, ni valen para nada.

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