El Santo Padre Francisco dio unas respuestas de excelencia durante una hora de duración, al entrevistador que se salía del tema acordado a hablar, la Inmigración, en que hasta tres veces le recordó que el tema de la entrevista era la Inmigración.
En toda su intervención fue un defensor de la libertad de la persona y su responsabilidad, de la dignidad de la persona y de Dios.
Fue una intervención en defensa de la verdad, en contra de las medias verdades, noticias falsas, las calumnias, la difamación y la coprofilia de los medios de información. Y habló del chismorreo que es una bajeza de la dignidad de la persona. Y digo, son estos quienes hablan o escriben contra la verdad los que realmente ponen una vela al Diablo.
No dejó de hablar de la Inmigración, de recibir, acoger, acompañar e integrar. Y el no hacerlo es rebajar la dignidad de la persona, lo que produce un gran dolor de corazón a quien tenga corazón de amar. De los muros en las fronteras dijo que es como crearse un muro para uno mismo, efecto boomerang, y de las cuchillas que es una salvajada.
El tema de Inmigración ha existido toda la vida. Si bien hay que acoger e integrar sin esclavitud, con dignidad. Resaltó que Europa tiene doble problema: la ausencia de natalidad y el no recibir a los inmigrantes. Siendo Europa construida por migraciones en toda su historia.
Y habló del miedo en la persona desde niño, que han llevado a personajes cobardes a desastres y genocidios de pueblos enteros. De defender a los niños en su educación en y desde la familia. Y que de los abusos a niños es un pecado que tiene perdón, pero también tiene castigo. Y le dice a los padres de niños homosexuales que “Si ven cosas raras, consulten, vayan a un profesional”.
Del aborto, dijo claramente y repitió: que “No es justo eliminar una vida humana para resolver un problema”; que “Entendería a ella en su desesperación”; que ¿Es justo alquilar un sicario para resolver un problema? Y que hay organizaciones de apoyo y de adopción para hijos de madres en difícil situación.
El entrevistado de respuestas excelentes, claras y veraces, a diestra y siniestra, durante una hora.
