En la calle Juan Bravo de Madrid
El 25 de abril de 1986, poco después de las siete y cuarto de la mañana circulaba por la calle Juan Bravo de Madrid un vehículo de la Guardia Civil en el que viajaban 9 agentes. El vehículo acababa de partir de la embajada de Italia, situada en la calle Juan Bravo, y realizaba la labor del cambio de guardia en las embajadas.
En el momento en el que el Land Rover se encontraba en el cruce entre las calles Juan Bravo y Príncipe de Vergara, fue alcanzado de lleno, en su lado derecho, por la explosión de un potente artefacto que se había colocado en un coche aparcado en la acera. El explosivo fue accionado mediante un mando a distancia, por lo que los autores materiales del atentado se encontraban a una distancia de unos 150 a 200 metros. Tras el atentado, en el interior del Land Rover la munición de los guardias civiles produjo pequeñas explosiones por el incendio que provocó la explosión del coche-bomba.
La explosión provocó la muerte de los agentes Juan Carlos González Rentero, Vicente Javier Domínguez González, Juan José Catón Vázquez, Juan Mateos Pulido, Alberto Alonso Gómez e hirió gravemente a otros cuatro agentes. José Manuel de Pablos Ruiz, ingresó muy grave en el Hospital Ruber con una herida en una pierna que prácticamente la desgajaba del cuerpo, además de heridas de metralla en la cabeza y en el cuerpo; Juan José Esteban Benito, con pronóstico grave, que perdió totalmente la visión del ojo izquierdo; Juan Jesús Fancha López, grave, que también perdió la visión de un ojo; y Juan Carlos Acosta Martín Gil, muy grave, perdió el ojo derecho.
La explosión afectó, además, a edificios de más de cuatro manzanas, y destrozó parte de la fachada de la Clínica Nuestra Señora del Rosario en cuya acera estaba aparcado el coche-bomba. Los paritorios de la clínica quedaron arrasados. La llanta de la rueda de repuesto del coche bomba, lanzada por la onda expansiva, produjo un agujero de un metro cuadrado en la pared del centro sanitario y se incrustó en uno de los quirófanos de la planta baja. La explosión provocó también graves desperfectos en el inmueble situado enfrente de la clínica, en el número 25 de la calle de Juan Bravo.
El coche bomba quedó tan destrozado que no se pudo precisar su marca, aunque presumiblemente se trató de un Seat 124 de color blanco o un Citroën 2 CV. Restos humanos, trozos y piezas del Land Rover se encontraron a más de 60 metros de distancia del lugar de la explosión.
El brutal atentado fue obra de los seis etarras que en esos momentos formaban el grupo Madrid de ETA: Juan Manuel Soares Gamboa, José Ignacio de Juana Chaos, Antonio Troitiño Arranz (que fue quien detonó el explosivo desde una zona ajardinada próxima al lugar de los hechos), Inés del Río Prada, Idoia López Riaño y Esteban Esteban Nieto. Contaron, además, con la complicidad de María Inmaculada Noble Goicoechea.
En 1990, la Audiencia Nacional condenó a De Juana Chaos, Troitiño Arranz, Del Río Prada y Esteban Esteban Nieto a un total de 378 años de prisión a cada uno. En el mismo fallo se condenó a Noble Goicoechea por complicidad a 238 años de cárcel. Posteriormente, la Audiencia condenó a Soares Gamboa a 200 años como autor material. Con este etarra el Tribunal contempló la circunstancia atenuante de arrepentimiento y la actitud de colaboración con la justicia. Años después, en 2002, se condenó a Idoia López Riaño a 370 años de prisión como corresponsable del atentado.
El caso de José Ignacio de Juana Chaos, que por su actividad como jefe del grupo Madrid de ETA acabó siendo condenado a más de 3.000 años por veinticinco asesinatos, es un ejemplo sangrante de lo barato que le ha salido a ETA matar. Los 3.000 años de condena quedaron cumplidos con 18 de prisión.
Juan José Catón Vázquez tenía 30 años y estaba soltero. Fue enterrado en Palencia, su tierra natal.
Juan Carlos González Rentero, era natural de Béjar (Salamanca). Tenía 21 años y sólo llevaba nueve meses en la Guardia Civil cuando fue asesinado. En su corta carrera ya había prestado servicio en Segovia, Salamanca, Barcelona y Madrid. Su abuelo también fue guardia civil. Juan Carlos era, además, un gran deportista.
Alberto Alonso Gómez tenía 24 años. Había nacido en París en 1963 y estaba soltero. Estudiaba la carrera de Derecho cuando fue asesinado.
Vicente Javier Domínguez González, era natural de Plasencia (Cáceres). Tenía 25 años y estaba soltero.
Juan Mateos Pulido era también cacereño, de la localidad de Robledillo de Trujillo. Tenía 30 años, estaba casado y era padre de un niño de 2 años.
D.E.P. Juan Carlos González Rentero, Vicente Javier Domínguez González, Juan José Catón Vázquez, Juan Mateos Pulido y Alberto Alonso Gómez, guardias civiles asesinados por ETA el 25 de abril de 1986 en Madrid.