mes de los teatros

Ya llega, ya llega el mes de las comuniones y romerías. Llega con blancos vestidos, flores y cantos que pretenden interpretar una fe que casi no existe.

Tal como señalé en mi anterior artículo, hay una clase de católicos que adquieren especial relevancia. (Ver Católicos BBC)

Ante lo que (un año más) estamos a punto de contemplar no puedo (por los graves pecados que se perpetrarán) quedarme callado, pese a que algunos que se retuerzan y se empeñen en malinterpretarme.

La celebración de estos dos eventos (la recepción de la primera comunión y honrar a la Virgen) deberían de ser motivo de gozo. Sin embargo, a nadie se le puede escapar que lejos de vivir un tiempo de fe y religiosidad popular, es antes bien un gran y sacrílego teatro.

Por un lado, un número considerable de almas se iniciarán en la participación del sacramento de la Eucaristía y por otro el pueblo tributará honores a María. ¡Ojalá fuese así! Y vanas e innecesarias serían mis palabras. Pero en la mayoría de los casos sólo existe un inmenso gasto de dinero en trajes, attrezzo eclesial, banquetes, negocio turístico a costa de las procesiones y fanatismo enfervorizado, fervor que en escaso número surge de fieles inflamados por el Evangelio.

¿Y todo para qué? Para profanar el Cuerpo del Señor y cometer idolatría. Vayamos por partes.

La secularización, es un hecho innegable y doloroso, sin embargo podemos seguir observando (con mayor o menor intensidad según la región de España) un paisaje católico. Un paisaje que no puede confundirse con un paisanaje que esta guiado por tradiciones huecas de fe y repeticiones mecánicas de ceremoniales pervertidos por la simonía y el desconocimiento de su trascendencia. ¿Quién sabe hoy que hay que estar en gracia para comulgar? ¿Quién sabe que es la Misa? ¿Cuántos niños están preparados? ¿Cuantos presbíteros y catequistas lo predican?

En el mes que se acerca, muchos padres cuya vida transcurre alejada por completo del Señor, acercarán a la mesa del Cordero pascual (en su mayoría, recordemos que incluso en Sodoma quedaron algunos justos) a niños que como ellos desconocen quien es Jesús, a ese que tragarán. Pero san Pablo les responde: de manera que cualquiera que comiere este pan, o bebiere el cáliz del Señor indignamente, reo será del cuerpo y la sangre del Señor. (…)Porque quien lo come y bebe sin discernir el cuerpo, traga y bebe su propia condenación. 1ª de Corintios 11:27-29. En una palabra: profanación. Poco más cabe decir ante un pueblo, que (espero equivocarme) cerrará oídos, alma y corazón ante éstas prácticas (adorando en ver de venerando) atrayendo para sí  las desgracias y maldiciones que la Biblia recoge al cometer este tipo de actos.

Aunque es algo suficientemente grave como para extendernos, esto no es más que, como decía Mafalda el continuose del empezose. María, es sin ningún tipo de duda, ejemplo de virtudes y perfecta cristiana, en la Biblia, siempre la encontramos con Cristo, a su lado, incluso en el momento de la Cruz. Cosa lógica pues ella sabía que Él es el centro: Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos – Hechos 4:12. Pero, de nuevo, ¿quién de los que se lanzan a las calles con cirios y capirotes, sabe esto? ¿Quién de los muchos que le lanzan flores, la representan en bellas imágenes la imita? ¿Quién, como ella dijo, puede decir con sinceridad que su alma proclama la grandeza del Señor? ¿Que se alegra su espíritu en Dios su Salvador?

Dijo el Señor que la ley de Dios se resume así: Amarás a Dios sobre todas la cosas y al prójimo como a ti mismo. Y si existe un pecado que ataque frontalmente al primero es la idolatría. Sí, la idolatría. En otra ocasión, cuando fue tentado por el demonio respondió: Escrito esta: Adorarás al Señor Dios tuyo, y a él solo servirás. Lucas 4:8

Las múltiples romerías que entre Abril y Mayo se suceden, junto con las de Semana Santa, el pueblo, ignora en la práctica de su religiosidad (no es de extrañar pues obispos y presbíteros no los ilustran ni educan en el propio catecismo) los preceptos que la misma Iglesia enseña para no caer en dicho pecado. Pero como decía Sócrates, comencemos por definir conceptos. ¿Qué es la idolatría? La adoración que únicamente debe recibir Dios dada a cosas o personas. Amar excesiva y vehementemente alguien o algo. En definitiva, sustituir a Dios. ¿Sucede esto en la religiosidad popular española? ¿Podemos disculparnos diciendo que es cosa del carácter popular? Demasiado grave para hacerlo, antes bien debemos recordar ciertos puntos del Catecismo:

Respecto al culto a María dice el punto 971: Este culto […] es esencialmente diferente del culto de adoración que se da al Verbo encarnado, lo mismo que al Padre y al Espíritu Santo, pero lo favorece muy poderosamente” 

En cuanto a la adoración, el punto 2096 dice: Adorar a Dios es reconocer, con respeto y sumisión absolutos, la “nada de la criatura”, que sólo existe por Dios. Adorar a Dios es alabarlo, exaltarle y humillarse a sí mismo, como hace María en el Magníficat, confesando con gratitud que Él ha hecho grandes cosas y que su nombre es santo (Lucas 1, 46-49). La adoración del Dios único libera al hombre del repliegue sobre sí mismo, de la esclavitud del pecado y de la idolatría del mundo.

También nos previene de la idolatría en su punto 2113: La idolatría no se refiere sólo a los cultos falsos del paganismo. Es una tentación constante de la fe. Consiste en divinizar lo que no es Dios. Hay idolatría desde el momento en que el hombre honra y reverencia a una criatura en lugar de Dios.

Recordemos algo que parece evidente si no fuera por ciertas cosas que se ven, de mano del punto 2129: el que venera una imagen, venera al que en ella está representado.

Y por último pido a los obispos y presbíteros a que cumplan con su deber rectificando y purificando la religiosidad popular, recuerden, no es un tema menor, se trata de ataques frontales al primer mandamiento tal y como les exhorta el punto 1676: Se necesita un discernimiento pastoral para sostener y apoyar la religiosidad popular y, llegado el caso, para purificar y rectificar el sentido religioso que subyace en estas devociones y para hacerlas progresar en el conocimiento del Misterio de Cristo. Su ejercicio está sometido al cuidado y al juicio de los obispos y a las normas generales de la Iglesia.

Quiera Dios, que estas líneas, lleguen aunque solo sea a un (habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento. Lucas 15:7) corazón de aquellos que en poco asistirán a la cena del Señor y también para que finalizando esta cuaresma entremos en la Semana santa con un corazón contrito y humillado, ayuno de antiguos e históricos pecados para poder estar el viernes santo con la Virgen María en la cruz a los pies de Aquel que nos salvó.

Así sea.