Niñatos a los que les entra un berrinche si se les rompe el móvil
Si su cachondeo no fuera a costa de algo tan grave como el secuestro sufrido durante 532 días por José Antonio Ortega Lara, lo de estos niñatos que ahora se ríen de cosas como estas resultaría incluso hilarante.
No soportan quedarse sin datos en el móvil, se ponen nerviosos hasta necesitar un masaje cardíaco si se cae el Whats App durante unos minutos e incluso llegan a coger berrinches con pataleo incluído si se les rompe el móvil, pero se ríen como idiotas cuando un humorista de tres al cuarto hace chistes malos a costa de una persona que ha sido secuestrada durante 532 días.
No entienden la vida sin estar delante de una pantalla, sea grande o pequeña. Se vuelven locos pensando que se les ha roto la tele si les ponen películas como “Casablanca” e intentan regular el color de su televisor, son incapaces de pasar ni un solo minuto de sus vidas entretenidos con una simple puesta de sol o mirando como llueve puesto que necesitan que su entretenimiento les llegue a través de cualquier dispositivo electrónico y se cachondean de una persona que se pasó durante 532 mirando una pared, pasando frío, con la única compañía de sus pensamientos, en muchos momentos incluso deseando estar muerto.
No saben relacionarse si no es a través de las redes sociales. No saben casi ni lo que es ligar en persona, cara a cara, escuchando a la persona que tienen enfrente y se toman a risa el hecho de que una persona estuviera lejos de sus seres queridos durante 532 encerrado en un zulo de 2,5 metros de ancho por 1,8 metros de altura.
Desconocen lo que es el sufrimiento ajeno excepto si ellos pasan por algo parecido porque desconocen por completo el significado de la palabra empatía o solidaridad, excepto cuando Google les dice que es el día de algo. Niñatos que se creen más que nadie y que no saben ni hacer la O con un canuto. Simples que pretenden darte lecciones de vida, incluso sobre lo que tú mismo has vivido hace años.
Miserables que si se quedaran encerrados en un ascensor durante tan solo quince minutos estarían traumatizados de por vida y se habrían pasado esos quince minutos llorando y llamando a su mamá. Imbéciles que sin saber ni el significado de las palabras que usan ni sus orígenes, llaman fascista a Ortega Lara por haber estado secuestrado.
Niñatos que necesitan volver a ponerse el babero con urgencia para que sus mamás no les tenga que poner tantas lavadoras.