Resurrección

Este domingo celebramos el motivo mayor que explica el sentido de la vida de todo ser humano. La historia de la humanidad tiene su razón de ser desde el momento que Jesús Hombre resucita de su muerte después de su Pasión y Redención en su muerte en la Cruz por todos los hombres de todos los tiempos.

“Esta semana, que tradicionalmente el pueblo cristiano llama santa, nos ofrece, una vez más, la ocasión de considerar —de revivir— los momentos en los que se consuma la vida de Jesús. Todo lo que a lo largo de estos días nos traen a la memoria las diversas manifestaciones de la piedad, se encamina ciertamente hacia la Resurrección, que es el fundamento de nuestra fe, como escribe San Pablo”. (SJMEB,95).

No es una celebración más y sin más, es una celebración que es plena en la vida de cada persona cuando nos unimos al Señor y a su voluntad y amor en cada circunstancia de nuestra vida y en cada minuto de nuestra vida amando a nuestros hermanos los hombres sea quien sea. Que es darse a los demás siempre en la realidad dura de lucha contra el pecado a Dios nuestro Creador y Amor, o dar las espaldas a Dios con nuestras palabras, acciones y omisiones, y a los demás.

Y ha sido nuestra vida en los miles de años de vida que tenga la humanidad, desde su creación y primer pecado de los primeros padres, un sin fin de aberraciones y depravaciones históricas, y las nuestras personales actuales. Las ofensas son más graves en función de la grandeza y dignidad del ofendido.

Pero Dios es Amor, de manera que el abismo del pecado es salvado por la Caridad infinita propia de Dios para que todos nos salvemos, pero hay que pedir perdón de corazón y de mente y de actuaciones. Y con su Resurrección podemos ir al Reino de los cielos en gloria eterna.