Soga al cuello
Abismo (Pixabay)

Parece que nos gusta sufrir

La gran conclusión que puedo sacar del resultado de estas elecciones generales es que a los españoles nos gusta sufrir. Y los que tenemos ya una cierta memoria histórica lo sabemos a ciencia cierta porque lo hemos sufrido en nuestras propias carnes.

Hemos sobrevivido al desastre económico y de corrupción que dejó Felipe González. Lo conseguimos a duras penas tras la debacle económica y social que nos dejó José Luis Rodríguez Zapatero y de las que muchos todavía ni siquiera se han recuperado. Y nos preguntamos cuántos conseguirán sobrevivir a la debacle que va a suponer un gobierno de Pedro Sánchez.

Y no hablo en condicional, Pedro Sánchez será terrible para España gobierne con quien gobierne. Es digno sucesor de Felipe González y de Zapatero, es lo mismo pero todavía de peor calidad. Y mira que es difícil empeorar a Zapatero. Pero eso es lo que ha elegido una mayoría de votantes. En unas manos como las de Pedro Sánchez es en las que han puesto su dinero, su futuro y el de sus hijos. Yo no me siento responsable de esa elección pero, para mi desgracia, yo también pagaré las consecuencias.

Y siendo persona optimista por naturaleza, aquí no me queda más remedio que ser realista. Llegan tiempos difíciles, tiempos de pasarlo muy mal con una crisis mucho peor que la que sufrimos con Zapatero y encima el encargado de afrontarla, el presidente que va a decidir el destino de este país en los próximos cuatro años es cualquier cosa menos la persona idónea para afrontarlos.

España será, una vez más, el país de las oportunidades perdidas. Lo será porque es el país de los remiendos, el país de parchearlo todo. Unos lo destrozan todo y años más tarde tienen que llegar otros a intentar arreglarlo. Llevamos así años y la cosa no cambia ni cambiará con la forma de pensar de esta sociedad que nos ha tocado vivir. Una sociedad que solo ve el lobo cuando este les ha arrancado media pierna.

Una pena, una verdadera pena.