Fairy

Tras el relato inicial de los golpistas catalanes, continúan en el Tribunal Supremo las testificales que han de permitir establecer los delitos cometidos por parte de los políticos catalanes implicados en la declaración unilateral de independencia (DUI) de octubre del 18. Nervios, silencios y vacilaciones saltean entre pedidos y órdenes de trabajo anónimas, facturas emitidas, rectificadas, impagadas y retiradas. A ver quién es el guapo que se atreve a decir que los catalanes somos tacaños tras este referendo gratis total.

Quienes siguen el juicio, especialmente si lo hacen fuera de Cataluña, quizá puedan hacerse una idea más ajustada de los hechos que les permita entender el auténtico hecho diferencial que preconizan esos golfos supremacistas. O tal vez acaben pensando -como desea el sanchismo– que el intento de golpe de Estado no fue para tanto, dada la falta total de épica manifestada ante el tribunal que los ha de juzgar. A esta segunda opción se dedican en cuerpo y alma el populismo de izquierda, el nacionalismo catalán y vasco, el Gobierno de España y el PSOE.

Desde buen principio, Plagio Sánchez estuvo dispuesto a pagar la factura nacionalista (esas sí se pagan) que le aupó a la Moncloa una vez descabalgado Rajoy. El precio, el blanqueo de los golpistas. La estrategia para conseguirlo es rudimentaria pero eficaz: se trataba de que la Abogacía del Estado no planteara el delito de rebelión (hecho), de presionar a la Fiscalía para descafeinarla (en trámite) y, finamente, de controlar la Radio Televisión Española (hecho). Si además sumamos el trabajo de La Sexta y Jordi Évole, experto y maduro blanqueador, la posibilidad de que las condenas sean menores va en aumento.

Mientras tanto, mientras desde la factoría monclovita se ajustan las oriolitas blanqueadoras (ya saben, Ariel lava más blanco) que difundirá TVE, los cabrones del Fairy se descojonan con el “amo a España, a la gente, a su lengua, su cultura… es verdad, es verdadde Junqueras y con el plan de Trapero para detener a Puigdemont si la Justicia se lo ordenaba.