No cabe duda de que nuestra Guerra Civil, sí, no me he equivocado en decir nuestra. España resurgió de sus cenizas. Las etapas que surgieron después de esta fratricida guerra, hemos pasado muchos sinsabores y penas que, cuando nos enfrascamos en una cosa no dejamos para nada en su olvido. Etapas que yo las difiero en dos: Después de la guerra hasta la muerte de Franco y la transición hasta nuestros días. Aunque tuvimos intervalos sombríos difíciles de sobrellevar, pero como se sabe los españoles resurgimos siempre y aquí estamos como cualquier hijo de vecino y para que no se me enfade nadie diré, cualquier persona de pie.
Ayer, por no ir más lejos en El Mundo, venía en un apartado un reflejo escueto sobre la sequía que estamos padeciendo. A estas palabras que susurraba como un eco —este periódico— y su enseña periodística me enseñó que este artículo se quedada en pañales, aunque la reflexión del periodista se ajustaba a hechos indiscutibles y matemáticos. Decía así: “Ante la pertinaz sequía: ¿Qué hacemos con Franco y sus pantanos?” Una de las acciones más criticadas y alabadas a la vez fue el constante empeño del Generalísimo por una España con agua. Levantando embalses por todo el territorio Nacional con sus más y sus menos, pero con el beneficio de la Sociedad española como fin. Un total de 515 pantanos constituyen una larga lista de grandes infraestructuras que a día de hoy no se ha superado. Es verdad que fueron muchos pueblos desalojados, aquellos que estaban casi vacíos por la migración de sus habitantes, pero los vecinos que aún subsistían, les dieron casas y pisos, muchos de ellos se acogieron a vivir en huertos familiares para sus quehaceres hortelanos. Franco no solo multiplico como se dijo en aquellos días, el agua embalsada, sino que se desarrolló la energía que se generaba en España. Haciendo que esta agua de los pantanos llegara a zonas faltas de esa agua, por lo que generó mucha riqueza para desconocimiento de ecologistas progres de aquel tiempo y de los de ahora.
Ante la pertinaz sequía: ¿qué hacemos con Franco y sus pantanos? Pues nada, echarlos abajo como todo lo alcanzando antes del movimiento, con estos razonamientos y todo tipo de inquina hacía la figura de Franco. Hemos presenciado quitando placas de calles, plazas y plazuelas alusivas a su nombre y personajes de aquella época. La historia está ahí para recordarla y no romperla con mentiras. Me viene a la memoria la fecha del 18 de Julio, cuya paga extraordinaria, se paga en junio, por aquello del pasado, solo ha sido eso cambiarla, pero no han tenido huevos de abolirla los sindicatos, los colegios abogados y de médicos, la iglesia, y los ejércitos, las ONG y diputaciones, tampoco la han derogado, las monjitas y vendedores de globos, ni periodistas, taxistas y vendedores de higos chumbos, así mismo los panaderos, y fruteros, anarquistas y republicanos y aquellos tan conocidos como los hombres de la ceja.
El mundo está lleno de cobardes y miserables. Hay por ahí una frase que dice: “La diferencia entre democracia y una dictadura consiste en que la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes”. Lo mismo que se comunica que hacemos con Franco y sus pantanos y la insolencia del desenterramiento de Franco del Valle de los Caídos o igual no se dice también con valentía y arrestos de una vez por todas ¿Por qué no quitamos la paga del 18 de Julio?
No pueden quitar esos grandes símbolos del franquismo: los pantanos. Nos quedaríamos sin agua y sin la fuente más barata de electricidad.