Querida mía:
Vengo leyendo y observando hace muchos días, mejor dicho, muchísimo tiempo que las personas la han tomado contigo. Te están investigando con lupa. Ahora opinan mal de ti aquellos que con cariño y mucho mimo te han llevado muy cerca del corazón. Según estos, han pasado contigo veladas interminable, todo tipo de festejos y abundantes tertulias, incluso contigo han firmado documentos de muchísima valía. Tú has sido la recepcionista de múltiples celebraciones. Has estado en la entrada y en la salida de muchas convenciones, has ido de tertulia y animación en consultas de médicos. Han dicho que contigo han hablado personas que no eran capaces de hacerlo sin tu presencia. Tú has sido la anfitriona para algunos parranderos trasnochadores, para otros hemos visto con asombro y sorpresa que se te está juzgando ahora al pasar el tiempo. Tú, sin comerlo, sin beberlo y por supuesto sin obligar a nadie para que te llevara en su bolsillo o en un coqueto bolso, y para colmo te prendían fuego sin consultarte.
Cajetilla de tabaco, dentro de lo paradójico y normal de tu comportamiento, tú serás en este negocio un pasota pasivo. Ya ves, ahora te piden responsabilidades, todo esto que ahora explico me hace meditar y reflexionar. Hace muchos años yo sabía cómo eras, por eso nunca te llevé en el bolsillo. Hace muchos años prestigiosos doctores han hablado de ti como si se tratara del quinto jinete del apocalipsis. Podría decir muchas más cositas tuyas que sin haberte tenido entre mis manos y labios, me asombras y me extrañas en mis reflexiones. Tú no hiciste nada malo, lo han hecho los que te encendían y te paladeaban entre sus labios fumándote.
¿Quién obliga a una persona a fumar? ¿Quién impone o violenta a una persona a que entre y juegue en un bingo? ¿O quién apremia o coacciona a entrar en un bar y emborracharse? Un día de estos me voy a ir a ver una peli porno, con mi cajetilla de tabaco y una botella de vino, después me iré a demandar al dueño del cine por lo indecente de la película. No sé si iré al estanco para pegarle un tiro al estanquero. A lo mejor primero me voy a ir al establecimiento de bebidas para prenderle fuego por la borrachera que pillé. Del bingo mejor no hablar, allí arremeteré al que fuma, a la jovencita que me obsequió con un cubata o a la señorita que no cantó mi cartón.
Con todo esto, creo que lo mejor sería buscarme un buen abogado, pero…no lo voy a solicitar a que me defienda de mis posibles atrocidades y salvajadas, le exigiré que me compensen del atropello y vejaciones que cometieron conmigo los que me obligaron a cometer todos estos actos. Santiago carrillo dijo y yo como metáfora, escribo lo que él dijo en su día: “Lo cierto es que tengo ochenta y siete años y no noto que el tabaco me perjudique. Pero no recomiendo a nadie que fume”. Esta semblanza sobre el tabaco es pura coincidencia, el tabaco es malo, pero mira por donde en algún sitio he leído que los anuncios de tabaco con jinetes americanos murieron por la nicotina, valla coincidencia ¿verdad?