“Pedro Sánchez le ha enmendado la plana a Gracián. El maestro del aforismo barroco ha sucumbido ante el presidente del Gobierno más efímero de nuestra reciente democracia. No ha llegado ni a los nueve meses su embarazoso Gobierno. El parto prematuro de los montes rompió aguas cuando sus teóricos aliados le echaron los presupuestos a los corrales del Congreso” (ABC). El Sánchez de marras, como siempre ha sido su método, el engaño, la mentira con sus trampas, volando al socaire de los olvidadizos, los tarambanas de siempre que juntan las manos para hacerse oír y regalarle palmas de traidor, huecas y engreídas. La legislatura, si a esto se le puede llamar legislatura, más breve y calamitosa que recordemos se ha reído hasta del propio Gracián (Don Baltazar) estoy seguro que no tendría prosa que cultivar a este indigno y sincrónico ser que nos ha tocado vivir como coetáneo suyo. Si este honorable español y maño de nacimiento hubiese tenido en estos nueve meses mandando en la España del siglo XXI, su obra el Criticón en tres partes, en la era en que nos encontramos y viendo las vivencias de este atolondrado político de tres al cuarto, no hubiese tenido pergaminos para afrontar esta historia en más episodios, peripecias que nos hubiera retro activado a la satírica remembranza de este Baltazar Gracián en nuestro siglo de otro de las letras.
Pedro Sánchez además de osado, describo que siempre que habla este catecúmeno político, me entra una descompostura que me faltarían papeles para hacerme una limpieza, aunque este preboste nos tiene ya acostumbrados a males mayores. Mira ahora que decir que él presume de haber tenido lealtad al anterior Gobierno, un hombre que ha pactado hasta con el diablo, que muy bien pudiera ser el Torra, y compañía, con protervos políticos y actores de medio pelo que quieren destruir España.
El Viernes de Dolores, día de la apertura de la Semana Santa, nos traerá por la calle de la amargura el comienzo de predicamentos y soflamas —no maitines aunque estemos en la semana de pasión, conmemoración de la muerte y crucifixión de Jesucristo— sino en un desatino de prédicas políticas, con túnicas y capirotes negros y morados viendo lo que se nos viene encima, después del calvario que hemos tenido nueve meses como si fuera una nueva gestación para ver al nuevo Poncio Pilatos lavándose las manos con agua negra en una jofaina con treinta monedas de plata, como si fuese el mismo Judas de nuestro tiempo en donde hemos llevado una cruz muy pesada a nuestras espaldas. “Lávate las manos, Pedro, que te huelen a ti mismo, a traición y a felonía, a cinismo y ambición, a mentiroso y maquinador. Huelen a alguien que es capaz de sacrificar todo en su vida, no por España, sino por presidirla, huelen a alguien sin principios, sin moral y sin valores. Arriba España, a pesar de todo, a pesar de ti y tus vilezas, saldremos adelante”. (Escrito por el que suscribía esta publicación el día 5/6/2018 con el título: El nuevo Poncio Pilatos en este mismo periódico).