La habitual cobardía de los separatistas
Si ahora bajara un marciano a la tierra y viera a los golpistas que están siendo juzgados en el Tribunal Supremo, pensaría que son unas Hermanitas de la Caridad que no han roto nunca un plato. Con su habitual interpretación y haciéndose las víctimas como siempre, están demostrando ser lo que toda la vida ha demostrado ser el separatismo catalá, unos cobardes. Recordemos a Puigdemont y recordemos a los que huían por las alcantarillas en tiempos de la República.
Pero si el número uno de la cobardía lo ostenta Puigdemont, el número dos se lo lleva Carmen Forcadell por méritos propios. Forcadell se ponía muy chulita cuando era presidenta del Parlamento catalán o líder de la ANC en sus mítines o actos públicos pero, desde que fue detenida, ha demostrado ser un cobarde en cada uno de sus movimientos, llegando incluso a llorar delante del juez porque si era detenida no “podría ver a su nieta”.
Ahora que, con lo que estamos viendo en estos días en el Tribunal Supremo, Forcadell podría llegar incluso a poner en peligro el primer puesto de Puigdemont como cabeza visible de esa cobardía que tanto les caracteriza. Escucharla decir que en “ningún momento” hicieron caso omiso de las órdenes recibidas desde el Tribunal Constitucional y que no se le caiga la cara de vergüenza después de decirlo, provoca que a uno le entre hasta la risa floja.
La pena es que a toda esta gente no les va a caer el castigo que verdaderamente merecen. Esto tiene toda la pinta de que, sea cual sea la sentencia, se convierta en un rapapolvo más o menos severo, pero ni mucho menos en el castigo que realmente merece toda esta gente que lleva años generando odio y división en Cataluña y en el resto de España.
Maravilla vía @goslum pic.twitter.com/F2loUZFgh7
— Societat Civil Catalana (@Societatcc) 27 de febrero de 2019