Maya es la diosa de la ilusión y Susana Díaz, en Andalucía, es la reina del ilusionismo político. Recordemos que en la campaña de la andaluza de las fallidas primarias del PSOE usaron frases como “Recuperar la ilusión”, “Si tú también quieres recuperar la ilución…”, “Vamos a recuperar la ilusión”, “Contigo queremos recuperar la ilusión…”). Todo muy ilusionante pero el truco no le funcionó con el socialismo nacional.
La candidata a la Presidencia de la Junta de Andalucía se presenta como la Gran Houdina con circo incluido. Es la gran ilusionista entre cartomagos -cambia las cartas cuando quiere-, entre numismagos con agujeros negros de miles de millones que nadie sabe dónde están en las cuentas andaluzas, entre escapistas -véanse las comparecencias en el Parlamento andaluz y en el Senado- y finalmente como mentalista, sabe perfectamente qué pasa y dónde en “su” Andalucía.
Si Schopenhauer levantara la cabeza y viera lo que cuenta Maya Susana de su gestión y logros socialistas de estos casi cuarenta años de gobierno, frente a la realidad andaluza, volvía a escribir “El mundo como voluntad y representación” pero “con acento andaluz”. Ese acento que tanto le gusta a la defensora a ultranza del nacionalismo sureño. Ella juega continuamente con el parecer, con lo fenoménico: la apariencia es todo y para mantener el espectáculo, compra ciento de miles de voluntades con nuestro dinero.
Susánida es nuestra Leibniz particular, nos vende a la Andalucía socialista como “el mejor de los mundos posibles” y deviene nietzscheniana con su “voluntad de poder”. Hará lo que esté en su mano para perpetuarse, hasta a lo que se negó en las anteriores elecciones: hacer una segunda vuelta o segundas elecciones, donde seguramente ganaría pírricamente al PP, por la polarización del voto útil.
En las elecciones anteriores, cuando Susánida, en sus performances de post-política hueca, se refería a la gestión andaluza de Gobierno, hablaba de “otra forma de gobernar” y del ”modelo andaluz”(ese que nos quieren imponer en toda España); pero ahora es ‘con Susana + Andalucía’. Eso sí, la ilusión que no falte como se dijo en la presentación de la campaña: “mucha ilusión y fuerza y con una gran movilización”.
Por arte de birlibirloque, nos intenta vender una Andalucía arcádica y feliz, cuando nuestra tierra ni siquiera camina a ciegas. Ni ve, ni camina. Es que ni se mueve, no respira. Andalucía está muerta. Estamos hartos de que Andalucía, sea el estudio que sea, sea el mapa que sea, sea la gráfica que sea, que siempre aparezca en último lugar o en los puestos de cola. Parada en el espacio/tiempo. Andalucía no tiene futuro. Es más de lo mismo.
Escucho el paradigma idílico andaluz a seguir como referente educativo, sanitario, cultural -como Canal Sur, ese templo de inteligencia-, de servicios sociales, empleo, dependencia, carreteras, vivienda, de gestión, etc. y no doy crédito a mis oídos y me reafirmo en su estreñimiento político-ideológico-vende-humos, evidenciando lo poco dada a las prospecciones mentales, la transparencia, la autocrítica y la rectificación.
Entonces, me planteo ir al psiquiatra o al psicólogo porque la realidad que me vende el velo de Maya Susana y la que vivo y observo a mi alrededor es otra completamente distinta. Esa tergiversación de lo real es un insulto a la inteligencia de cualquiera, populismo descarnado y una perversión amoral por los millones de andaluces que es encuentran en estas situaciones: que están en paro, cobran 355 €, están en riesgo de exclusión social o en riesgo de pobreza o en pobreza extrema. Si hablamos de sanidad, igual; si hablamos de corrupción o de educación, idem, etc. Todo lo tapa. Todo lo cubre, como el velo de Maya Susana.
No obstante, y pese a toda manipulación, las cifras cantan, los Consejos de Gobierno con cientos de millones para comprar votos, los BOJA de nombramientos de enchufados y subvenciones. Solo una mínima parte de la prensa andaluza publica detalles del montaje, pruebas irrefutables de la incompetencia, enanismo mental, la catetez intrínseca de los impresentables que nos desgobiernan. Esa es nuestra arma: desmontar las mentiras y difundir los datos para animar a los 2,2 millones de andaluces abstencionistas para que voten.
Coda: en nuestras manos está el futuro de Andalucía, nuestro futuro.
Un artículo de Cornelia Cinna