Declaran los inculpados,
y no se ponen nerviosos;
parece que van de fiesta
y cuentan cuentos hermosos.
Ellos nunca vieron nada,
a pesar de tener ojos,
nunca mancharon sus manos
ni se llenaron de polvo.
Y terminan la sesión,
tan panchos y tan orondos,
con la mentira en su cara
pero libres de bochornos.
Igual que algunos toreros,
con la sonrisa en su rostro,
tras la faena de aliño
que exigía más decoro.
Chaves, Griñan y Moreno,
más Zarrias el poderoso,
sacan pecho ante la prensa
a quienes sueltan un rollo.
También Antonio Fernández,
al que le causa incomodo,
que le pregunten por ERES
cuando tan solo hubo OROS.
Y algunos de menos fuste,
pero también sabihondos,
que con cara y chulería
dicen en nombre de todos:
“La persecución tan sucia,
que realizan con nosotros,
se basa en suposiciones;
en conjeturas tan solo.
Con lo limpios y decentes,
íntegros y decorosos,
que en nuestra vida hemos sido
y nos tratan de mafiosos”.
¡¡Qué triste es servir al pueblo,
para que, con malos modos,
te paguen tu hacer honesto
sepultándote en el lodo”!!