El infanticidio que se está cometiendo a diario es terrible
Las cifras del número de abortos que se han realizado en España durante los últimos años son estremecedores. Según datos publicados por la web del ministerio de Sanidad, desde el año 2007 hasta el año 2016 se han producido en España un total 1.075.298 abortos. Es decir, una media de más de 100.000 abortos anuales.
El problema del aborto y la forma en que se está utilizando, más como método anticonceptivo que como otra cosa, es grave. Pero es más grave, todavía, la falta de sensibilidad de la sociedad española ante un hecho estremecedor. Este asesinato se ve como un algo normal y como un derecho llegando a olvidar que lo que se está es acabando con la vida de niños no nacidos.
La sociedad española se moviliza con los toros, con los perros, con los gatos o con la leche de vaca, pero es incapaz de darse cuenta de que en España se realizan casi 300 abortos diarios. Pero lo peor de todo es que al niño no nacido, al feto en estado de gestación no se le considera ni siquiera un ser vivo. Totalmente aberrante cuando además podemos leer noticias como estas.


¿Y por qué no la vida del niño no nacido?
¿Por qué no hacer lo mismo con la vida del no nacido? En España ni siquiera existe debate moral sobre el asunto. Los contrarios al aborto, los defensores de la vida, somos insultados, considerados como ultras, perseguidos y menospreciados. Es curioso que se tenga que pedir que se equipare la vida de un ser humano a la de un animal, cuando debería ser al contrario.
Por otro lado está la izquierda, los animalistas, vegetarianos, feministas y demás. Su extremismo con la defensa de la vida de los animales, choca frontalmente con un extremismo totalmente antagónico en apoyo de un aborto incluso más permisivo que el que ahora tenemos en España. Si hiciéramos caso de esos colectivos, el no nacido solo estaría salvado de ser aniquilado en el mismo momento en el que se produjera el parto.
Es decir, estamos en un punto de tal bajeza ética y moral que se considera más importante la vida de un calamar que la de un animal de nuestra misma especie y además en el momento que más indefenso está, cuando ni siquiera ha nacido.

