First Dates

El programa “First Dates”

No he visto nunca el programa de televisión “First Dates”. Solamente veo, como en este caso, algunos vídeos con momentos del mismo que los usuarios cuelgan en redes sociales. Muchos habréis visto la actuación estelar de este sujeto que ha recorrido las redes sociales como la pólvora.

Veintitrés años tiene este simple mental que presume de “no ser normal” y de buscar en una pareja “los ceros que tiene en su VISA”. No me voy a referir a este pamplinas por esas tonterías que dice y que no son más que una forma de llamar la atención. Los problemas de este tipo son más comunes de lo que nosotros creemos y se pueden exagerar como hace este “listo” cuyo único afán es que se hable de él, o se pueden intentar disimular, aunque al final la conclusión sea la misma, son gilipollas.

Y el problema es mucho más grave si tenemos en cuenta que con veintitrés años ya debería tener la mente más desarrollada, hay demasiados como él, y que además seguro que tiene una legión de seguidores que le admira y que le quiere imitar.

El gilipollas

El verdadero cáncer que tiene nuestra sociedad no es el paro, la economía, los políticos, ni el separatismo. El verdadero cáncer es el elevado número de gilipollas que nos rodea y cómo desde ciertos grupos políticos y medios de información se fomenta esa gilipollez. No me creo de este lerdo ni siquiera su homosexualidad. La homosexualidad es algo que ha existido a lo largo de la historia, existe y existirá, pero ahora se ha convertido también en una moda.

Se busca el amaneramiento, sobre todo en los chicos, como una forma de llamar la atención desde pequeños y como una moda. Estoy convencido de que dentro de unos años muchos de los que han salido ahora del armario volverán a entrar en un futuro puesto que están fuera solo por seguir una moda, es por tanto otra gilipollez.

Otro problema es el relativismo y el materialismo en el que se mueve toda esta fauna de imbéciles. Su objetivo vital y su felicidad solo se basan en los trabajos que consigan o en los ingresos económicos que logren alcanzar pero además con la ley del mínimo esfuerzo, trabajando lo menos posible o diciendo chorradas. Es decir, obtener un fin que justificaría cualquier medio que se utilice para lograrlo.

Falta de cultura

Y todo esto es la muestra de una evidente falta de cultura que se lleva fomentando desde hace años y de la que muchos no solo no se avergüenzan, presumen de ella. No saben escribir sin cometer 100 faltas de ortografía en una frase, no saben ni siquiera dónde está EEUU o quien era Cristobal Colón, pero “odian la normalidad” y les gusta un físico depilado y sin curvas aunque no les preocupa en lo más mínimo un cerebro totalmente aletargado por la falta de ejercicio.

Esperemos que, como ha pasado desde siempre, muchos de ellos logren la cura natural que se logra con el simple paso de los años, cuando maduran y van envejeciendo. El problema es que esa madurez cada vez llega más tarde. En otros tiempos y con veintitrés años la mayoría de las personas en España estaban casadas, tenían hijos y trabajaban. Tenían la madurez que se consigue asumiendo responsabilidades y trabajando.

Pero ahora eso es antiguo, está pasado de moda. Lo moderno, lo que se lleva ahora es ir al gimnasio, tener un buen coche y un físico espectacular, da igual cómo lleves equipada la cabeza. Vivimos tiempos de figurar, de vivir cara a la galería. Tiempos en los que solo importa la apariencia y lo que la gente piense de ti. Tiempos en los que se busca mostrar una imagen de felicidad y de falsedad, de una vida irreal, una vida de lo que parece y en realidad no es. Tiempos de gilipollas profundos. Ya llegarán los zarpazos de la vida en forma de tremendas bofetadas para ponerles en su sitio.