Llevamos ya tres años de gobierno de Susana Díaz gracias al apoyo de Ciudadanos, el partido que ha dado cobertura al PSOE en Andalucía permitiendo que se mantenga en el poder, un poder del socialismo en Andalucía que va ya para los 40 años, ahí es nada.
Y aunque esta tierra merece ya un cambio de color de gobierno, aunque sea por higiene democrática, parece que el partido de Albert Rivera no está por la labor, pues hace unos días, un afiliado a su partido (y no un afiliado de base) me decía que algunos ya se están repartiendo cargos en la Junta pues, según parece, los naranjitos aspiran a un par de consejerías en un gobierno de coalición con los socialistas, de hecho alguno ya se ve de delegado de turismo y así lo va anunciando. Es lo malo de Ciudadanos, que la gran mayoría han llegado a ese partido no para cambiar la vida de los demás, sino para cambiar la suya propia -ya me entendéis- ¡y no se cortan en decirlo y en repartirse los futuros cargos!
Y ahora van y escenifican una ruptura con el PSOE, para provocar la celebración de unas elecciones autonómicas que están más que pactadas y acordadas. Y aquí se presenta Albert Rivera, anunciando el fin del pacto si la señora Díaz no toma medidas. Algo que no se cree nadie porque Ciudadanos lleva tres años siendo la alfombra del PSOE en Andalucía.
Así las cosas puede ser que en 2019 veamos un gobierno de coalición en Andalucía, formado por PSOE y Ciudadanos, algo que influiría directamente en la formación de los gobiernos municipales tras las elecciones del próximo mayo; por lo que esa coalición de PSOE y Ciudadanos se podría plasmar también en diputaciones y ayuntamientos.
Y muchos tendrán que pensarse muy bien el sentido de su voto, pues votar a Ciudadanos puede significar dar gobiernos a la izquierda. Así las cosas el único voto seguro es el del Partido Popular, más aún tras la llegada de Pablo Casado a su presidencia.
Y es que votar naranja puede significar votar al rojo, porque Ciudadanos es la alfombra del PSOE en Andalucía, aunque ahora nos escenifiquen un teatro, aunque ahora nos vendan una ruptura pactada y acordada.