Hoy se ha celebrado la festividad de la Mercè, la fiesta mayor de Barcelona en honor a su copatrona. Y el presidente de la Generalidad de Catauña, Quim Torra, acompañado de otras autoridades ha asistido a la homilía que el Arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, ha dedicado en la misa de la Mercè.
En la misma, el Arzobispo de Barcelona ha pedido evitar la tentación de la división y a la copatrona de la Ciudad Condal, y que se favorezca vivir en comunión, respeto y paz en lugar de la “división” y la “imposición” de ideas y concretamente ha señalado “no permitas que caigamos en la tentación de la división, de la confrontación, de la imposición de nuestras formas de ver y construir el mundo”.
Unas palabras que, dichas ante el presidente separatista de la Generalidad, que no ceja en su intento de romper España e imponer sus ideas y pensamientos, toman un valor especial y que he de aplaudir, por la valentía de este cardenal que ha hablado claro y se ha posicionado contra las divisiones que buscan los separatistas.
En muchas ocasiones soy crítico con la jerarquía de la Iglesia y, más concretamente, con los que dirigen la Iglesia en Cataluña, pues normalmente siempre han estado del lado de los rupturistas, de los separatistas. Ya era hora de escuchar un mensaje de este tipo en boca del Arzobispo de Barcelona que, además es cardenal de la Iglesia.
Espero que se tome nota y que el clero que en Cataluña ha guardado silencio durante años empiece a plantar cara y a decir lo que muchos catalanes piensan, que quieren vivir en unión al resto de España, sin divisiones ni rupturas que no llevan a ninguna parte. Así sea.