Carmen Calvo libertad de expresión
De Montserrat Boix - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=63680146

La caradura de Calvo

Este mal gobierno, asolado por los escándalos en poco más de 100 días, no pretende hacer una limpieza dentro del gobierno para acabar con ellos, pretende que la prensa tenga cada vez más trabas para informar sobre ellos.

La vicepresidenta del gobierno, Carmen Calvo, participó ayer en la inauguración de la XVI Jornada de Periodismo de la Asociación de Periodistas Europeos. En ese acto llegó a hacer afirmaciones tales como que “la situación es tan inquietante y el riesgo es ya tan grande que necesitamos empezar a tomar decisiones que nos protejan, porque por encima de los negocios legítimos, de las responsabilidades profesionales, de los hombres y mujeres en los medios de comunicación y de quienes asumen responsabilidades políticas está la violabilidad del modelo educativo”.

Propuso además la regulación de “la libertad de expresión” y afirmó que existía un “divorcio entre la prensa y la ciudadanía” para añadir posteriormente “¿saben que solo el 14 % de los españoles piensa que en el Congreso de los Diputados hacemos cosas que les benefician y son interesantes para ellos?, ¿qué hemos hecho?, ¿cómo desandamos este camino y lo volvemos a ordenar?, ¿dónde están las responsabilidades de todos?”

El problema es de los demás, como siempre

La desfachatez de este gobierno con su presidente y vicepresidenta a la cabeza no tiene límites. Resulta que el problema de los escándalos que asolan a los políticos en general y a este gobierno en particular son culpa de quien los cuenta, no de quienes los provoquen. Que aparezcan las escandalosas noticias que están apareciendo en los últimos días sobre los ministros del gobierno y su presidente, deberían silenciarse, claro.

Habla de divorcio entre prensa y ciudadanos. No, no existe un divorcio entre prensa y ciudadanos, existe un divorcio entre ciudadanos y políticos. Cada vez aparecen más casos de corrupción política y a los ciudadanos cada vez les cuesta más dinero esos caso. En cuanto al Congreso y a la percepción que tienen los ciudadanos de lo que allí se hace no es un problema de la prensa, es un problema de los que allí trabajan o hacen como que trabajan.

Es indecente que después del comportamiento que tiene toda la clase política en general tengamos que aguantar a la ministra esas amenazas veladas hacia quien cuenta lo que hacen. ¿Qué tal si se comportan de una forma honesta? No, eso es muy complicado para ellos que están tan acostumbrados a hacer lo que les de la gana. Su problema no es que cometan irregularidades, el problema para ellos es que la gente se entere de esas irregularidades.