Leo en la prensa que el presidente de la Generalidad de Cataluña, Quim Torra, exige a Marlaska que ponga fin “a la escalada de violencia” por los lazos amarillos. Y es que a los nazionalistas radicales les molesta mucho que haya personas que se dediquen a retirar estos lazos amarillos que ensucian las calles de Cataluña. Los separatistas ponen el grito en el cielo porque haya personas que les plantan clara, normal, ellos están acostumbrados a ejercer de chulos del barrio, a hacer lo que se les antoja, porque se piensan que los demás somos imbéciles. Y cuando alguien no hace lo que ellos quieren pues se cabrean y piden amparo al que tanto odian, en este caso al Gobierno de España.
Sí, los que retiran la bandera de España de donde corresponde, los que obvian el idioma común de nuestro país, los que desprecian o permiten los insultos y ataques al Jefe del Estado, todo ello amaparándose en la libertad de expresión, se escandalizan y piden el respeto a lo que ellos hacen, llenar las calles de mierda.
Y es normal, durante muchos años han actuado a sus anchas, adoctrinando, vendiendo el separatismo y haciendo suyas las calles de Cataluña y se creen que tienen derecho; pero claro, como buenos nazionalistas no permiten que los demás también se expresen. Y cuando alguien osa quitar un lazo amarillo es tachado de facha, de intolerante, de españolista, de atentar contra la libertad de expresión de los separatistas. Una libertad de expresión que esta gentuza separatista no reconoce a los demás.
Así están las cosas en Cataluña, por eso llamo a la valentía de muchos catalanes, de la mayoría, para que limpien las calles de lazos amarillos, unos lazos que solo representan la imposición, la ruptura de una sociedad, el odio que tienen hacia los que no piensan como ellos. Porque los separatistas nos toman por imbéciles y creen que sus actos valen más que los del contrario.