El caradura Puigdemont
Si hay algo evidente en el personaje llamado Cárlos Puigdemont es que, además de golpista, es un cobarde y un caradura. Un cobarde porque, a pesar de las milongas que cuente, huyó como alma que lleva el diablo en cuanto tuvo oportunidad dejando a sus supuestos compañeros tirados.
Pero si por algo destaca este sujeto, es por ser un caradura redomado. Lo lleva demostrando durante meses en los que está viviendo de la sopa boba utilizando el habitual victimismo separatista para aprovecharse de sus alienados seguidores. Pero ya el colmo de la desfachatez ha llegado con la presentación en Bélgica de la querella contra el juez Llarena.
El diario “El Mundo” destaca este hecho en el día de hoy. Tanto Puigdemont como su abogado, Gonzalo Boyé, han presentado esa querella en base a un falsa traducción de unas declaraciones de Llarena. Según el golpista y su abogado por un posible error del traductor. El caso es que en la traducción de unas declaraciones del juez sustituyen un condicional por una afirmación.
La frase del juez fue: «Con independencia de cuál haya podido ser la motivación que les haya llevado a las personas a cometerlos, si es que ha sido así, deben ser investigados». En la traducción presentada ante la justicia belga la frase del juez Llarena quedaría de la siguiente forma: «Con independencia de cuál haya podido ser la motivación que les haya llevado a las personas a cometerlos, sí, así ha sucedido, deben ser investigados». Con esta traducción, el juez habría acusado a Puigdemont y demás consejeros antes de ser juzgados.
¿Error?
Tal y como hemos indicado anteriormente, el abogado de Puigdemont ha afirmado que este error se debía a un problema con el traductor al francés. Es decir, la culpa sería del traductor, nunca de ellos que, como todos sabemos, son la honestidad y las buenas formas convertidas en personas.
Sea como fuere, el asunto de la querella presentada por Puigdemont contra Llarena va careciendo de fundamentos a medida que pasan los días, si alguna vez los tuvo. De todas formas conviene recordar que esta querella está presentada ante la justicia belga, de la cual podemos esperar cualquier cosa y casi nunca nada bueno.