España está en estos momentos en su parte más álgida, se podría decir que ha llegado a su meta. Cuando miramos a nuestro alrededor y vemos la complacencia que existe en toda la nación, y vemos a las personas, en dónde no ven sus propias cegueras, empiezo a creer que estamos malditos, castigados y dejados de la mano de Dios. La conciencia es un término, según el concepto que tengo de ello, una pertenencia que el ser humano la adquiere por sí mismo con su nacimiento, pero cuando le llega con mecenazgo adquirido con lo que le rodea es fundamental esa conciencia que le durará a través de los años, donde sabrá diferenciar lo bueno de lo malo, es una posesión espiritual que logra reconocerse la persona así mismo en esa sabiduría.
En cierta ocasión ojeando un libro sobre una biografía bastante amplia del célebre Emperador francés, Napoleón Bonaparte, en una de sus páginas, su autor escribía: “donde con toda seguridad encontrarás a una mano amiga que te ayude, será en el último extremo de tu propio brazo”esta frase era del propio Napoleón, de este genial estratega, a pesar de algunas consideraciones y reflexiones sobre este personaje y, siendo sincero diré que sus vivencias en hacer política y en las guerras que acometió y sin ambages diré que, hizo lo que tenía que hacer en los tiempos en que perduraron estos acontecimientos. Las cosas hay que hacerlas en su tiempo, estamos en las mismas circunstancias de antes de la crisis. Hay quien dice que los españoles somos violentos, violentos en cuanto nos tocan algo nuestro, damos puñetazos a diestro y siniestro, incluso damos un puñetazo en el mostrador del bar y nos cagamos en la madre que parió el que no dio un golpe en el coche.Somosmaterialistas que hemos dejado esa conciencia moralista en los bares hablando con los amigos, pero a la hora de la verdad nos cagamos en nuestros propios pantalones.
Los políticos, sean del signo que sean, solamente miran su propio ombligo y si tiene pelusa la cogen y al suelo, no miran por qué están esa pelillos en su tripa. La conciencia moral la hemos perdido. Nuestros egos nos están traicionado, no nos damos cuenta que estamos abandonado a nuestros hijos, a nuestros padres y abuelos y a toda la familia. Nos conformamos como las palomas, que con sus picos va recogiendo y comiéndose las migajas que les echan al suelo. En España no hay líderes que hagan cambiar este sistema de compadreo que se tienen todos los paladines de los partidos. El cambio por el cambio, en esta época no sirve para nada. Leyendo a Arturo Pérez Reverte en El Semanal del día 15 de noviembre de 1998, decía: “… Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena. Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ese es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza”.
No creo que el enunciado, España se va al traste, me quede muy corto, máxime viendo la que está cayendo. La sociedad también tiene una función muy importante en la construcción de la conducta social puesto que la educación es uno de los medios más significativos para formar a las personas. El ser humano tiene el don de la libertad, pero sin conocimiento de esa conciencia moral que antes describía estaremos estrangulándonos todos nosotros en esta sociedad cobarde y asustadiza.