Jamás he sido adivinador, brujo o hechicero, ni tamoco lo he pretendido. Probablemente sea por deformación profesional al fiarme tan solo de los resultados finales (contrastados) de todos los hechos que se producen, ya sean económicos, políticos, sociales en general y deportivos en particular. Por eso mismo tengo muy poca fe en las encuestas, que no dejan de ser predicciones basadas en datos aleatorios y, en demasiados casos, inclinados interesadamente hacia uno u otro lugar.
Dicho esto, voy a entrar en materia. Con motivo de los acontecimientos políticos que desembocaron en el voto de censura contra el PP, más todos los sucedidos después, se ha visto claramente que Rivera y sus muchachos, agrupados en Ciudadanos (cuya denominación es tan imprecisa como la de Podemos), han venido aplicando una política rastrera en contra del PP. Solo hay que repasar las actuaciones de Rivera y sus más cercanos (más de uno con cara de funeral) criticando con dureza a Rajoy (cuando estaba) y a Casado (desde que preside el partido).
Es preciso recordar que en la votación que desalojó a Rajoy de la Moncloa, Ciudadanos, que ya llevaba bastante tiempo “dándole caña” al PP, tuvo “el detalle” de oponerse. Pero los que solemos leer “entre líneas”, sabemos cómo trabajaron Alberto y los suyos para conseguir que se planteara el voto de censura. Luego, como ya he dicho antes, “para disimular” votaron en contra porque ya sabían que todo esta atado y bien atado.
Esa actitud tiene un nombre y es hipocresía, la misma que siguen con el famoso máster de Casado. Pues que no olviden los miembros de Ciudadanos que la mayoría de sus votantes proceden del PP y que piensen que el agua siempre vuelve a su cauce. Y algunas veces con incontenible fuerza.