Enchufes e incremento de gastos, 2 primeros meses de Pedro Sánchez
Pedro Sánchez y su mujer en el FIB de Castellón

Las encuestas mienten

Y eso, que las encuestas mienten, Pedro Sánchez lo sabe mejor que nadie. Su mujer, Begoña Gómez, y él andaban como locos por vivir en la Moncloa y lo han conseguido, pero de aquella manera. Son ellos los más conscientes de una realidad, con 84 diputados no van a ningún sitio. Pero también son conscientes de otra realidad más dura, por mucho que haya cambiado y que cambie la intención de voto de los españoles, Pedro Sánchez no va a pasar de 84 diputados a ganar unas elecciones y mucho menos de manera holgada.

¿Entonces qué hacen? Pues lo mismo que haría un niño que sabe que tiene unas horas para disfrutar de un parque de atracciones, recorrer todas os puestos a toda velocidad antes de que llegue la hora en la que cierre el parque y se tenga que volver a casa. Bego, ¿te apetece ir a ver a The Killers? Eso es lo que le debió preguntar Pedro Sánchez a su mujer aquella mañana. Vas a flipar “churri”, te voy a llevar en Falcon, que para eso somos presidentes.

El que quería acabar con los privilegios de los políticos

De Sánchez hay muchas cosas que llaman la atención, la primera es su evidente incapacidad para ser presidente, ni siquiera de una comunidad de vecinos. La segunda, y esta es de nota, es el descaro con el que miente y se queda tan ancho, a mi me llama poderosamente la atención.

Una persona que miente y que es cazada en su mentira lo pasa fatal, mucho más si las mentiras son tan descaradas como las de Pedro Sánchez. A este le da igual ocho que ochenta y ocho, es presidente, lo ha conseguido y es a lo que aspiraba, lo demás se la resbala.

No iba a pactar con Podemos, no iba a pactar con el separatismo, mucho menos con los proetarras. Iba a acabar con los privilegios de los políticos, ¿y qué ha hecho? Pues todo lo contrario a lo prometido, ha aplicado esa máxima de “prometer hasta meter y una vez metido se acabó lo prometido”. Y este ha metido, vaya que si ha metido.

Pero lo que tiene claro es que no tiene demasiado tiempo para disfrutar de sus priviliegios de presidente. A este le importa un bledo España, la sociedad española y lo que debería ser un político, servir a sus conciudadanos. A este lo que le gusta es el Falcon, que le saquen fotos mientras corre con su perro y salir mucho en la prensa y revistas del corazón, le gusta figurar. Y mientras tanto está aplicando una teoría de vida en la que caen muchos que nunca se han visto en una igual, “para lo que me queda en el convento me jodo en el invento”. Y después, que le quiten lo “bailao”.