Hoy quiero referirme alpaso de la Selección Española de Futbol, por el mundial de Rusia. Muy triste, por cierto, y muy desesperanzador para un futuro inmediato. Y digo desesperanzador porque no veo, a corto plazo, un horizonte despejado para volver a ilusionar a tantos decepcionados por la situación vivida. Coincide el desánimo con la transición que habrá que hacer entre los jugadores, verdaderos protagonistas de la selección.
Pero quiero pararme a considerar la más que decepcionante decisión de Rubiales, presidente de la Federación Española que, como un dictadorzuelo de baja estofa, destituyó fulminantemente al seleccionador nacional, sin tener una alternativa fiable y dejando a los jugadores desamparados para afrontar el difícil panorama inmediato que se les presentaba sin contar con el forjador de ese equipo durante los últimos años. Pero aún hay más; acabo de enterarme de que Rubiales ha decidido nombrar como nuevo seleccionador nacional al conocido Luis Enrique que fue entrenador del Barcelona y carece de escasos sentimientos patrios.
Nefasta noticia para el futbol español que estará en manos de un hombre sin educación, déspota donde los haya y sin el imprescindible talante que debe reunir quien ostentará la dirección de un equipo que representa a toda una nación como España. Malos tiempos nos esperan y los resultados demostrarán que mi pesimismo está bien fundado.
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