La Unión Europea quiere acabar con España

¿Para qué sirven los acuerdos de la Unión Europea?

Cualquiera que vea las decisiones que se están tomando en la Unión Europea con respecto a las extradiciones de los golpistas catalanes no puede preguntarse otra cosa, ¿esto de la Unión Europea para qué sirve?

Muchos acuerdos, evidentemente vacíos, para intentar que se convierta en una unión y cuando existe la más mínima oportunidad esos acuerdos quedan vacíos. No sirven absolutamente para nada. ¿Por qué se permiten el lujo, como dice el juez Llarena en su último auto, de prejuzgar los hechos que suceden en otros estados? ¿Quienes son los alemanes o los belgas para prejuzgar algo que sucede en España? ¿Qué tienen en nuestra contra?

Pues parece que lo que tienen es un miedo evidente. Esta parece una competición más que de aliados, de enemigos. Una competición en la que, a la más mínima oportunidad, se le pone la zancadilla al contrario. Y nosotros, los españoles, que estuvimos durante tantos años intentando entrar en ese “selecto club” nos hemos vuelto más papistas que el Papa, aquí no se dice nada más que el eterno mantra de “respeto por las decisiones judiciales”. Mucho más cuando el gobierno actual está ahí gracias a esos delincuentes golpistas.

La venganza

Y ahora, ¿qué nos queda? Pues si fuéramos un país normal nos quedaría el recurso de la venganza absoluta. Pagar a alemanes, belgas o a quien se ponga por delante con la misma moneda. Entorpecer las extradiciones que se tengan que hacer desde España a esos países. Es muy simple, ¿quieres a este tipo? Dame a Puigdemont. Así de sencillo. No queda otra.

Publicábamos hace varios meses una entrevista de 2006 al genial filósofo, ya fallecido, Gustavo Bueno. De esa entrevista, se destacaba un titular: “Francia y Alemania harán lo que sea para que Cataluña sea una nación independiente”. Y vemos que Bueno, ya en 2006 no se equivocaba. De momento Francia no ha tenido oportunidad de ello, pero ya vemos lo que acaba de hacer Alemania con el golpista Puigdemont. Los alemanes se permiten el lujo de ordenarnos cómo debemos juzgar a un delincuente que ha cometido un delito en España.

Y se quedan tan anchos en su eterna sensación de superioridad con respecto al resto del mundo. Pues bien, con ellos también se impone la venganza, el ojo por ojo. Pero no pasará. Tenemos a un presidente que ha llegado donde está con demasiadas deudas a sus espaldas. Tenemos a un vendido que, con tal de conseguir su puesto, no ha tenido inconveniente en pedir sus votos a golpistas y terroristas. Tenemos al enemigo dentro y fuera de nuestra casa. Tenemos un cáncer muy grave y son tantas sus ramificaciones que va a ser muy difícil de extirpar.

A ver si la sociedad española despierta de su larga siesta y empieza a dar puñetazos encima de la mesa. Nos saquean nuestro dinero con impuestos, toman decisiones para gastar ese dinero de las que somos los primeros perjudicados y permanecemos impasibles.