No tiene remedio
Lo de Gabriel Rufián está claro que es un caso perdido. El chico no tiene remedio y se empeña cada día que pasa en demostrarnos que no es que sea malo, es un simple, sin más.
El pasado fin de semana cenaba en un restaurante de Palafrugell el juez Llarena junto a su esposa. El juez, a quien el separatismo ha declarado su enemigo público número uno, es evidente que no puede moverse por Cataluña. Allá donde vaya es localizado por las hordas separatistas borreguiles y al momento aparecen para intentar amargarle la vida.
Eso es lo que sucedió el sábado y el juez tuvo que abandonar el restaurante entre insultos, abucheos y pitos. Que se enteren estos borregos acosadores que un juez, se esté o no se esté de acuerdo con sus decisiones, es quien protege al ciudadano de las injusticias, incluídas las del propio estado. Es quien garantiza la protección de los derechos de los ciudadanos, sobre todo a los más desvalidos. El acoso a un juez aparte de demostrar poco cerebro por el simple hecho de acosar en sí, demuestra poca cultura democrática.
Y después de acosar al juez aparecieron, cómo no, los líderes separatistas mostrando su apoyo y su aplauso. ¿Para qué se van a mover ellos de casa teniendo a tanto borrego haciéndoles el trabajo sucio? Apareció Puigdemont retuiteando el tuit que indicaba dónde estaba el juez y apareció el unineuronal, Rufián, sumando manzanas con peras.
Acoso es Cuixart, Sánchez, Junqueras, Forn, Romeva, Bassa, Forcadell, Rull y Turull cenando sin sus hijos rancho durante meses en el comedor de una cárcel no Llarena gambas con ex ministros en un restaurant de Palafrugell.
— Gabriel Rufián (@gabrielrufian) 29 de julio de 2018
“Cenando rancho”
Cualquiera que lea el tuit de Rufián piensa que podría estar escrito por el típico tonto del pueblo a quien siempre le preguntas por una calle cuando te pierdes. Pero no, lo ha escrito todo un señor diputado, menuda fauna. Y podría pensar también que los golpistas catalanes están picando piedras en cualquier lugar del sur de Estados Unidos, mientras sus carceleros les vigilan con perros guardianes y con gafas de aviador.
Este “vendemotos” nos muestra sus limitaciones cada vez de una forma más palmaria. Pero lo peor no es eso, lo peor es que esas limitaciones son aplaudidas y jaleadas por muchos, lo cual demuestra que hasta el cerebro de Rufián puede parecer el de Einstein, todo depende de con cuál lo compares.
“típico tonto del pueblo a quien…”
Claro… en la ciudad están los listos (no hay más que verte), en los pueblos los tontos.
Usted lo de las frases hechas veo que lo lleva fatal. Tan mal que hasta tiene que tergiversar una frase hecha para criticar algo con lo que no está de acuerdo. Hágase un favor y ponga un poquito más de imaginación para criticar en lugar de utilizar unos recursos tan absurdos.