Félix Álvarez,
Félix Álvarez, Felisuco. (Youtube)

El lenguaje inclusivo, o como complicarse la vida de manera ridícula

Una de las grandes riquezas que tiene nuestro idioma, el español, es su capacidad para que, ahorrando palabras, se nos entienda perfectamente. La izquierda pretende cargarse esa capacidad de ahorro y complicarnos la vida también a la hora de hablar y de escribir. Buscando problemas inexistentes, como es habitual en ellos, pretenden que nos olvidemos de los reales e intentan convertir los inexistentes en primordiales.

La ministra Carmen Calvo, cuyo cerebro, el día que muera, debería ser estudiado por la ciencia está en ello, en inventarse problemas donde no los hay. Pretende con ello conseguir la simpatía de una parte de la población que debe tener una vida perfecta para que tengan tiempo de ocuparse en tonterías como estas.

En los últimos días hemos publicado en este mismo medio un artículo en lenguaje inclusivo para mofarnos de él e intentar demostrar lo ridículo y complicado que es un texto utilizando este tipo de lenguaje. El diputado de Ciudadanos, Félix Álvarez (“Felisuco”), ha hecho el mismo ejercicio, pero utilizando para ello un fragmento del famoso libro de Leopoldo Alas (Clarín), “La Regenta”.

“Como ministro de Cultura, ¿no le parece que este texto sublime de La Regenta se convierte en una aberración cuando se pasa al lenguaje desdoblado?”

Una vez finalizada su intervención, se dirigió al ministro de Cultura preguntándole si no le parecía una “aberración” ese texto al pasarlo al “lenguaje desdoblado”. El ministro sonrió. Es evidente que hasta ellos mismos tienen que considerar absurdo hacer algo así. Probablemente Carmen Calvo no, pero es que ella debe vivir en un mundo para-lelos.

Dediquemos nuestro tiempo a asuntos más productivos y que nos beneficien a todos y no a tonterías. Los problemas que tenemos son tantos que no tenemos tiempo para perder el tiempo en tonterías como estas. A no ser que la cosa consista en jugar al despiste. En hablemos de esto para que nadie se entere de lo que estamos haciendo con lo que de verdad importa. Que esa sea, probablemente, la justificación para tanta tontería.