En España, como en otros muchos países, se ignora o se expresa torcidamente -por los interesados en ello- lo que es el fascismo. Pero no nos engañan; el fascismo, que nació en Italia al final de la primera guerra mundial, es un movimiento político social de carácter totalitario y nacionalista, que instauró Mussolini, cuya doctrina se extendió a otras naciones y que hoy va perdiendo gran parte desu fuerza.
Pero, a pesar de ello, muchos políticos y otros que no lo son, acusan de “fachas” a todas aquellas personas que se declarande centro, de derechas, liberales, democristianos, etc. Y quienes acusan de fachas, mienten con descaro al autocalificarse como demócratas, porque actúan como verdaderos dictadores de la peor izquierda. Hoy quiero ocuparme de los creadores y mantenedores de lo que yo llamo el fascismo amarillo queinunda Cataluña con sus acciones delictivas. Y de ese color tan infantil como trapacero, adornado pechos y solapas.Los indeseables Puigdemont, Torra y demás gentuza que basan sus reivindicaciones en el acto ilegal del uno de octubre, saben que no tienen ninguna posibilidad de salir adelante, pero se apoyan en los traidores como Sánchez, Iglesias y sus compinches cuyas conductas les terminarán pasando factura.
Lo que no puedo entender es que en algunas instancias internacionales no se hayan dado cuenta todavía de que lo ocurrido el uno de octubre, fue un acto terrorista en el que, además de estar prohibido por los tribunales, lo hicieron votando sin garantías de ninguna clase; llegando muchas urnas ya repletas de papeletas a los colegios electorales y con votos repetidos hasta cinco veces, incluso votando en las calles y alterando el orden público de una manera revolucionaria. ¿Es que tiene bula el fascismo amarillo para esas instancias internacionales?