Un niño de tres años apareció una mañana de un miércoles del año 2015 muerto en las costas de Turquía. Esta imagen repetidamente fotografiada en los periódicos, me dejó una tristeza enorme que cada día según van pasando los años y veo escenas similares, mis recuerdos afloran y me deja la piel de gallina, es decir, los vellos se erizan y me entra una angustia que no sé cómo se puede enviar a la muerte a tantos niños en barcazas, rotas, destrozadas y dejadas al socaire de los vientos y las mareas traicioneras que nos deja el mar. Por aquellos días este niño, llamado AylanKurdi agitó la conciencia de Europa, dejándola dormida y como si quiere la cosa, sigue durmiendo ante tanta tragedia de este flujo migratorio que cada vez aumenta y nos deja en silencio esta forma de esclavitud que nos sigue azotando.
Ahora les ha tocado a un grupo de subsaharianos que después de muchas vicisitudes llegaron a Córdoba en la noche del pasado jueves en un autobúscustodiado por la Policía Nacional, procedían de Algeciras, donde ya no hay cobijo para atenderlos, localidad a la que habían arribado después de cruzar el Estrecho en pequeñas embarcaciones. Estas personas han estado una temporada corta en un pabellón deportivo del Campo de Gibraltar donde había que hacer sitio para atender nuevas llegadas de pateras y rescates de Salvamento Marítimo. ¿Qué por qué están en Córdoba?, pues muy sencillo, me esperaba este cambio hacía Córdoba, lo sabía por motivos que no viene al caso, que los pabellones en el Campo de Gibraltar y sus aledaños estaban hasta los topes, almacenados como si fuesen latas de sardinas. Lo que me sobresalta de todo esto es que en el ABC del día 30 de junio se decía: “¿Hasta cuándo estarán los inmigrantes en el aula de la naturaleza? Es cuestión de días: hasta que finalicen los trámites de identificación. Los voluntarios de la Cruz Roja orientarán a los que decidan quedarse en Córdoba y facilitará el traslado a otras provincias de quienes decidan marcharse fuera” toma del frasco carrasco, en esta parrafada está el sobresalto que antes aludía. A mi parecer, todo esto es como si fuese un concurso. No tiene gracia, ni sé qué organismo lo debe gestionar,o es Cruz Roja o el área de extranjería del Ayuntamiento de Córdoba. Cualquiera de estos organismos me parece de una labor cristiana y de total moralidad a unos principios entregados a estos emigrantes.
¿Pero cómo pueden decidir estos emigrantes a donde desean ir? No comprendo nada estos procedimientos de quedarse o marcharse. Los negreros del siglo XXI, empiezan a moverse en barcos, esta esclavitud sigue machacando a personas desamparadas, desvalidas sin amparo y ayuda posible. Esta bonhomía está bien y la veo acertada, pero con ello les damos valentía y mucho valor a estos piratas patrones de esta nueva esclavitud y visto de otro modo, les estamos diciendo que nos rendimos a este modelo de sumisión, somos blandengues, dejando que retrocedamos muchos años atrás. Este modelo de tiranía lo estamos fomentados entre todos. Cualquier otro día veremos a emigrantes muertos, bien sean niños o mayores en cualquiera de las playas del Mediterráneo ahogados o muertos de frio o asfixiados por el calor del verano. Alguien dijo que con el tiempo se irá allanando todo esto. ¡Qué sabio es este personaje! ¿Quién dijo que los campos de concentración desaparecieron? Esperemos que estas palabras no sean verdad. ¿O es que estamos cambiando otro sistema de agrupar y almacenar a emigrantes? Séneca dijo:“La esclavitud más denigrante es la de ser esclavo de uno mismo”.
Las serpientes de verano no desaparecieron
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